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Migración y cultura

Migración y cultura

José Antonio Torres

La migración es un fenómeno complejo y multifacético. No es algo nuevo. Cruzar las fronteras ha sido una experiencia conocida prácticamente en todo el mundo y todos los tiempos. En las últimas décadas, los movimientos migratorios que cruzan fronteras se han acelerado en todo el mundo, vinculados a la globalización. En América Latina y el Caribe las migraciones internacionales muestran una creciente diversificación y multirregionalización.

Se ven influidos por el crecimiento desigual de los mercados, el estancamiento del desarrollo social y la importancia creciente de las redes culturales.

El ánimo de moverse de un lugar a otro para conocer nuevas culturas es inherente al ser humano. Por ello ha pervivido a lo largo de la historia, aunque cada sociedad le imprime sus propios matices.
La migración es un fenómeno social total, para usar un concepto de Marcel Mauss; sus dimensiones y efectos son de tal magnitud y están entrelazados de tal manera que no es posible analizar cada elemento de manera aislada.

Los estigmas construidos sobre la población migrante son variados en su forma y sus alcances. En casos extremos se les considera pandilleros o delincuentes; de una manera más generalizada se les atribuyen características tales como la pereza, suciedad, malos modales, el desorden.

Los dominicanos tenemos décadas lidiando con esa situación, ya que en nuestro territorio sobrepasa de un millón la cantidad de haitianos indocumentados sin hábitos de higiene, modales ni conocimientos técnicos para insertarse en el mercado laboral.

Un elemento de la migración que no se puede dejar pasar, es la violencia que genera. Está presente en las sociedades de origen, en el trayecto, en los lugares de tránsito y en los de destino. Muchos migrantes deciden salir de sus países por guerras civiles, violencia comunitaria o familiar.

Por lo menos en República Dominicana es notoria, que la presencia masiva de haitianos está provocando una fuerte pérdida de soberanía estatal, afectando profundamente los cimientos donde se construye la ciudadanía.