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Mirian: o el “fracaso” de cierta izquierda

Mirian: o el “fracaso” de cierta izquierda

Chiqui Vicioso

He seguido con mucha atención las entrevistas que realiza Acento a dirigentes y exdirigentes de izquierda, preguntándoles por que el fracaso de la izquierda en Dominicana, a raíz de la publicación del libro Muerte en Bruselas.

Tanto el señor Cayetano Rodríguez, como Bacho Pérez y Chaljub Mejía, enfatizaron la terrible represión bajo la que accionaba la izquierda, sobre todo durante el balaguerato, extensión del trujillismo, y de la criminalidad de unas Fuerzas Armadas entrenadas para reprimir brutalmente toda disidencia.

Solo el señor Cayetano habló de la infiltración del Movimiento para “dinamitarlo por dentro”, labor que describe con exactitud Bernardo Vega en el libro donde narra sus hallazgos en la Biblioteca del Congreso de USA, donde ubica documentos que evidencian el rol de la CIA en Santo Domingo.

Documentos que identifican a Manolo Plata, apodo de un excarnicero de Palenque, Río Haina, convertido en sargento de la Fuerza Aérea, como su informante, reclutado por el MPD con su política de “acercamiento a los militares”, quien logró convertirse en el guardaespaldas de El Moreno en Bruselas.

Ninguno de los entrevistados habló de la extrema juventud de El Moreno (tenía 28 años cuando lo asesinaron); de Otto, Amin y Manolo (33 años cuando lo fusilaron); ni de los que ostentaban puestos de dirección, como Fidelio Despradel, quien con apenas 21 y ya era secretario de organización del 1J4.

La juventud se asocia con la valentía, la temeridad y la capacidad de sacrificio. También con la falta de cultura política que deriva en la improvisación; formación teórica y experiencias concretas de trabajo social con las masas.

Si a la juventud se añade el aislamiento total en que vivió el pueblo dominicano durante la dictadura de Trujillo, de todo lo que acontecía en el mundo en términos políticos; de la literatura política; de los procesos políticos por los que atravesaba la humanidad, la incultura cede el paso a la improvisación, y muchas veces a la irresponsabilidad personal y colectiva.

Si Carlos Marx hubiese presenciado las luchas que supuestamente en su nombre se libraron en todo el mundo entre “revisionistas”y “maoístas”, se hubiera horrorizado, porque esas luchas, propias del contexto especifico de los países donde acontecían, nada tenían que ver con lo que pasaba políticamente en nuestros países; ni con nuestra historia y cultura.

Esas “guerritas”, mas bien fruto del personalismo, envidia y rivalidad, que de otra cosa, negaban todos los postulados del Marxismo, que, como el género, no es mas que un método de análisis que nos permite entender cómo se estructuraron nuestras sociedades en clases, su poder y funcionamiento.