La música siempre ha jugado un papel fundamental en la construcción de la cultura de una sociedad y mucho más en la identidad de una persona, pues a través de sus letras ésta permite revivir sentimientos y recuerdos de nuestras vidas. Y según reza una frase de Aristóteles “La música imita directamente las pasiones o estados del alma”.
Desde hace años se viene debatiendo si las letras explícitas de muchos temas del género urbano cargadas de violencia, sexualidad y antivalores, influyen en el escucha desencadenando en este, un comportamiento agresivo. Los representantes e intérpretes de la industria musical lo niegan a capa y espada, uno de los más recientes es el cantante urbano boricua Ozuna quien manifestó que “la música no influye en ningún niño, la música no influye a nadie a hacer algo malo, viceversa influye a que tú hagas lo bueno, a que tú disfrutes”, mientras los profesionales que han estudiado la mente y la conducta humana, afirman lo contrario.
La psicóloga Ana Simó y el médico psiquiatra César Mella, fueron consultados por este medio sobre el tema, y ambos coincidieron en que las letras tienen un impacto en el comportamiento de un individuo. “Todo lo que ingrese por nuestros sentidos como percepción acústica influye sobre nuestro comportamiento”, agregó el doctor Mella.
En ese sentido, la doctora Simó dijo que “la música tiene un impacto en el comportamiento humano, y sus letras inciden, no solo en nuestro humor, también en nuestro modo de percibir la vida, en nuestra forma de pensar, en actuar y muchas veces en la toma de decisiones, por lo tanto, debemos de saber qué tipo de música elegimos para escuchar”.
Investigaciones han señalado que la música negativa puede aumentar los pensamientos agresivos y fomentar a cometer actos delictivos. “Dichos estudios han arrojado informaciones asombrosas donde vemos que la música cambia la química del cerebro la cual desarrolla más dopamina, y vemos con esto, personas estar más felices luego de escuchar algún tipo de música, pero ojo, no cualquier tipo de música. Con esto, si le agregamos, el nivel de acústica, más las letras veremos que el impacto tendrá una incidencia positiva como negativa en las personas que la escuchen continuamente”, afirmó Simó.
En el país, las doctoras Ivelisse Maribel López Zarzuela y Esther de León Durán, para la obtención de su título Magister en Psicología Clínica en la Universidad Tecnológica de Santiago, en el año 2017, realizaron la tesis “Incidencia de la narrativa de la música urbana en la construcción de la Identidad de los Adolescentes”, cuya investigación arrojó que los efectos de la música urbana y electrónica, con las cuales se identifica una parte de la juventud dominicana, son capaces de cambiar la velocidad de las ondas cerebrales alfa hacia el rango beta, provocando un estado de alerta constante, comparable al producido por las bebidas energizantes.
El universo de investigación de ese estudio lo constituyeron adolescentes entre 10 y 20 años de edad, de ambos sexos, estudiantes de Educación General Básica y de Educación Media, residentes en el sector San Isidro, Santo Domingo Este, Provincia Santo Domingo, sin distinción de estratos sociales o de religión.
Edad más influenciable
Los niños y adolescentes son los mas propensos al ser influenciados. En el caso de los infantes el reconocido doctor Mella explica que “desde que el niño sabe leer y escribir inicia su conexión con la música.
El niño es una esponja. La neurona es la célula nerviosa del cerebro, de las cuales tenemos billones en el sistema nervioso. El niño conserva imágenes y textos buenos o malos de lo que escucha y ve como si fuera un espejo”.
Agregó que “la violencia, drogas y sexo son promovidas por algunos de estos géneros y por sus intérpretes, y sobre todo los movimientos y las coreografías que acompañan a los ritmos urbanos son sugerentes e insinuantes que pueden eventualmente hacer que niños y jóvenes repitan, imiten y se identifiquen con lo expresado”.
En cuanto a los adolescentes, estos se encuentran en una edad donde inician el proceso de creación o construcción de su propia identidad con el vestuario, peinado, lenguaje y por su puesto la música, por lo que son más propensos.
“Nuestros adolescentes siempre serán los más vulnerables pues sus cerebros aún están en desarrollo y son los que buscan adueñarse de la música, pues es parte de una rebeldía que los califica como una forma de ser diferente a los demás” explicó Ana Simó, directora del Centro Vida y Familia.
Ambos especialistas manifestaron que en este cabe el concepto de neuronas espejo, denominadas así, a ciertas clases de neuronas que como su nombre bien la describes funcionan repitiendo lo que hacen la que el interlocutor ejecuta, como, por ejemplo, la persona que está frente bosteza y la otra persona automáticamente siente el deseo de bostezar.
Educación
Al cuestionarles sobre si el nivel de educación es un factor importante en la influencia de las letras de una canción en una persona, los especialistas respondieron con un “Totalmente” y “Por supuesto”.
“La educación y el aprendizaje cultural juegan un papel esencial en el neurodesarrollo del niño en crecimiento” dijo el psiquiatra, mientras que la psicóloga expresó que “aunque escuches la canción en algún momento, entiendes la lírica de la misma y no estarás como loro repitiendo y no te dejaras llevar de los demás, es decir tendrás criterio de elección pues entenderás que hay consecuencias y no necesitaras la aprobación pues reconocerás el buen gusto en las cosas a pesar de quizás tener la edad para que te llamen la atención esas cosas”.
El reggaetón, rap, trap y dembow son los géneros caracterizados por letras sexuales y violentas, por lo que estos deben ser reorientados ya que es la música del momento, que algunos tienen muy buena letra es cuestión de poner reglas, orden y desde ahí las cosas serán mejor, opinó la doctora.
UN APUNTE
Campañas para letras limpias
En los últimos años se han realizado diversas campañas para que los intérpretes de música urbana graben canciones menos explícitas, pero sin éxito, el doctor César, explicó que se debe a que los diferentes géneros de la música urbana, de la calle, de los barrios expresan las necesidades y las vivencias de los marginados.
“¿Usted conoce a un urbano que no proceda de hogares pobres, de los barrios, de la marginalidad a la cual le cantan? como son la mayoría se han hecho de miles de adeptos.
Creo que existe una discriminación de clase frente a estos grupos, que ganan mucho dinero por el tema de las diferentes plataformas de difusión a donde se paga por escucharlos.
La música de la calle debe reformularse, adecentarse, regularla, pero con su ritmo monótono”, concluyó.
