Los 456 paquetes de cocaína decomisados por la Dirección Nacional de Control de Drogas en San Pedro de Macorís, otros 236 en SD Este y 227 en Peravia, es otro signo digno de ponderarse sobre la operación del narcotráfico.
Golpes tan contundentes como los propinados al criminal negocio son para que los protagonistas se replieguen, aunque sea como paso estratégico. Pero en lugar de replegarse lo que han hecho es, a manera de desafío, aumentar el trasiego de drogas a este país. Otra vez tiene que llamarse la atención de que por más exitoso que se haya sido en la lucha contra las drogas, las autoridades deben analizar escrupulosamente la conducta del narcotráfico.
Jamás puede verse como una aventura esa insistencia en usar el territorio dominicano para el envío de cocaína. Cada vez que se decomisa un cargamento crece la sospecha de que los narcotraficantes cuentan con una estructura de la que forman parte figuras de poder que le sirve de soporte para sus operaciones.
Los decomisos son importantes, pero es más que sabido que no toda la droga que entra es capturada por las autoridades. Esto cargamentos vuelven a sonar la alarma.