Opinión

No al aislamiento

No al aislamiento

Esta semana se cumplió un año desde que el Tribunal Constitucional emitiera el fallo 168-13 que dejó en el limbo legal a cientos de miles de personas, afectando en su mayoría a ciudadanos descendientes de haitianos, profundizando una herida histórica de resentimiento y odio entre naciones que solo han contribuido a la involución y al desapego humanitario.

En el primer aniversario de este fallo, recordamos la lucha de ciudadanos que abrazaron la justicia y la dignidad, conmemoramos un esfuerzo sin cuartel para que saliera a la luz la Ley de Naturalización, la cual permitió a los afectados someterse a un proceso de retorno a la legalidad, haciendo justicia con su documentación y presencia histórica en el país, proceso que aún está en curso.

También, en este primer año se ha mostrado la peor cara de la sentencia. No han sido pocos los que han intentado disfrazar su reconocida xenofobia con llamados a defender la soberanía; no han sido pocos los que han pretendido maquillar su odio racial con propuestas restrictivas y muros absurdos.

Tal como lo dijera el excanciller Hugo Tolentino Dipp, el nacionalismo está llegando a límites exagerados e irracionales, lo que José Francisco Peña Gómez calificaría como “nacionalismo de hojalata”, y no es más que el no reconocer la ineficiencia del Estado en temas migratorios y dar rienda suelta a ambiciones de odio y racismo.

Cualquier organización puede invitar a un ciudadano a hablar del tema que le parezca correcto, la libertad de expresión y movimiento están consagrados en la Constitución de la República. Por eso, me uno al rechazo de los llamados a expulsar al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), una medida sin sentido que conduciría al país al aislamiento, en un mundo globalizado como el de hoy.

Por fortuna, somos más los dominicanos que apoyamos una soberanía sostenida en la firmeza de la ley, en el respeto, sentido humano y justicia. Por fortuna, somos más los que vimos en ese fallo un momento para unirse y clamar por los afectados, y no como una oportunidad de hacer daño a quienes la ley hace justamente un año, dejó en la oscuridad.

El Nacional

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