Opinión Editorial

¡No jueguen con eso!

¡No jueguen con eso!

La Dirección de Migración se ha convertido en cantera de ruidos mediáticos por los excesos atribuidos a muchos de sus agentes, como la denuncia de violación a una adolescente haitiana, maltrato a un policía, al que confundieron con un haitiano, y exigencia de dinero a indocumentados para evitar su repatriación.

La supuesta agresión sexual habría sido perpetrada contra una adolescente de 14 años, en cuya vivienda, del ensanche Bulevar, Punta Cana, ingresaron agentes de Migración, precisamente en la comunidad donde la Organización Mundial de las Migraciones (OIM) abriría una oficina de atención a inmigrantes.

Tan ensordecedor ha sido ese ruido que en una reacción inusual, la embajada de Estados Unidos advirtió que monitoreará ese caso, en tanto que el Gobierno prometió que no quedaría impune y el director de Migración, Venancio Alcántara Valdez, prometió que los responsables serían traducidos a la justicia.

En Santiago, tres miembros de la Dirección de Migración golpearon a puñetazos y macanazos a un agente policial al que habrían confundido con un haitiano, pero lo que no se entiende es si esa equivocación justifica golpear a un ciudadano, a quien las autoridades creían era extranjero indocumentado.

Onesis Solís Contreras, de 29 años, informó a sus agresores su condición de policía y que se dirigía al destacamento donde prestaba servicio, pero el color de su piel bastó para sufrir una golpiza, lo que demuestra que esos agentes no aplican protocolos de ley al momento de interactuar con ciudadanos.
No basta que el director de Migración diga una y otra vez que despediría y sometería a la justicia a los miembros que violen la ley, porque se requiere también fiscalizar, aun sea de manera aleatoria, los procedimientos que emplean esos efectivos en las detención, depuración y proceso de deportación.

El señor Venancio no debería ser el último en enterarse del profuso rumor sobre cobros ilegales que se imponen a indocumentados haitianos para no ser deportados o para regresarlos después de su repatriación. A lo menos que se puede aspirar es a una investigación amplia, sería y responsable.

Esas denuncias sobre tropelías atribuidas a miembros de la Dirección de Migración, coinciden con una campaña promovida por agencias internacionales que acusan a República Dominicana de racista y violadora de derechos de inmigrantes, tan profusa que hasta la embajada de Estados Unidos advierte que “monitoreará” la situación. ¡No jueguen con eso!

El Nacional

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