Opinión Articulistas

No todo está perdido

No todo está perdido

Pablo del Rosario

A pesar de los signos ominosos de inmoralidad y desintegración que hoy en día azotan nuestra sociedad, se observa una generación emergente integrada por jóvenes que exhiben comportamiento, capacidad y discursos esperanzadores.

En la actualidad, por razones socioeconómicas, el esquema de principios y valores que prevalece en el hogar y la escuela es diferente al que imperó en épocas pasadas. En esa medida, las generaciones más recientes han sido desfavorablemente afectadas. Sin embargo, un número apreciable de jóvenes provenientes de todos los estratos sociales del país da testimonio de que, no todo está perdido.

Antes, los hogares monoparentales eran una proporción muy mínima en la sociedad dominicana. Eso permitía que ambos padres estuvieran atentos y vigilantes a la conducta de sus hijos, con la finalidad de que se formaran y crecieran apegados a principios éticos y morales, que les obligara a recibir con gallardía los valores patrios aprendidos en la escuela.

La existencia de instituciones tanto públicas como privadas, que se dedican a fomentar la formación de jóvenes y adultos en: deportes, tecnología, arte, cultura; así como, profesionales y técnicos en las diversas ramas del saber hace posible que una parte de ese segmento poblacional emerja airosa, a pesar de la marginalidad provocada por las desigualdades.

Para evitar que ese honroso destello de dignidad y decoro perezca en la turbulencia del oropel, es necesario cederles el espacio y la oportunidad de empoderarse a través de sus ejecutorias que, si las llevan a efecto con la transparencia y el talento que se percibe, tendremos un futuro promisorio para el bien de todos.

Si el próximo 19 de mayo, ejercemos nuestro derecho al voto inspirados en dotar a nuestro país de sangre nueva y mentes claras, le daremos la oportunidad a esa franja emergente sin sacrificar nuestra preferencia político-partidaria.