Editorial Opinión

Noción de democracia

Noción de democracia

Algún día Gobierno, clase política y sector productivo asumirán conciencia de que la democracia, el crecimiento económico y el desarrollo social requieren de adecuado financiamiento que solo se obtiene a través de una reforma fiscal integral y del compromiso de un manejo provechoso de los fondos públicos.

El continuo endeudamiento no ha sido medicina eficaz para ninguna economía grande ni pequeña, como lo demuestran los inmanejables déficits de balanza de pagos que hoy asolan a naciones que no encuentran salida a dilatadas crisis de la deuda.

La economía dominicana parece disponer de una protección divina, a juzgar por el ingreso de divisas provenientes de turismo, exportaciones, remesas e inversión extranjera directa, que aun en medio de una tormenta externa, superan los 30 mil millones de dólares anuales.

Aun así, casi el 30% del Presupuesto General del Estado se dispone al pago del servicio de la deuda pública, sin que el endeudamiento se reduzca en términos reales, aunque las cifras pueden ser manejas a la baja al compararlas con el Producto Interno Bruto (PIB).

La democracia se expresa a través de la justa redistribución del ingreso público, pero ningún gobierno ha logrado todavía reeditar el milagro de la multiplicación de panes y peces, por lo que no sería posible hablar de progreso con una presión tributaria que ronda el 14 % en comparación con la media del 21 % en América Latina.

Para poder convocar al sacrificio fiscal, los gobiernos deberían subsanar graves falencias en la administración pública como la corrupción, negligencia e improvisación, lo que conlleva, por ejemplo, a que el 4 % a la educación, consistente en 250 mil millones de pesos, se extravíe por el retrete del dispendio.

El derecho a la salud es aquí todavía una quimera porque la mayoría de los hospitales están desprovistos de medicamentos, equipos y de suficiente personal médico o paramédico y porque el sistema de seguridad social es inoperante y excluyente.

La dominicana es una economía resiliente colocada sobre rieles del crecimiento, pero con ausencia de una reforma fiscal justa, integral y progresiva, los gobiernos carecen de ingresos suficientes para promover progreso y equidad, con el agravante de que la corrupción ha sido como carcinoma en la anatomía pública y el endeudamiento como droga adictiva. Que escuche quien tenga oídos.

El Nacional

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