Opinión

Odio religioso

Odio religioso

Orlando Gómez Torres

En la madrugada del domingo un hombre entró a una discoteca frecuentada por la comunidad LGBT de la ciudad de Orlando y en el nombre del Islam mató a 49 personas que se encontraban en dicho lugar. Apenas unas cuantas horas después que el mundo despertara horrorizado por las noticias de ese suceso, en República Dominicana la Iglesia Católica en la figura del Arzobispado de Santo Domingo realizaba una protesta en contra del matrimonio igualitario. Las dos religiones con la mayor cantidad de seguidores en la humanidad unidas bajo un mismo discurso, el odio.

No es correcto afirmar que todos los cristianos o todos los musulmanes guardan odio o discriminan a los homosexuales, pero la persecución en contra de estos a lo largo del mundo islámico, la postura abierta en contra del matrimonio igualitario por el liderazgo de todas las denominaciones cristianas, y todo lo anterior ejemplificado en la matanza en Orlando y la imprudente protesta del Arzobispado el domingo pasado, demuestra que existe algo fundamentalmente podrido en el mensaje de ambas religiones.

El llamado no solo al desprecio de esa minoría sino a directamente perseguir y matarles está plasmado en los libros sagrados de esas religiones, sea en el Levítico, Romanos o Corintios de la Biblia o el capítulo 7 del Corán y los Hadiths, por lo que es sin dudas parte del credo. Si bien una mayoría de los creyentes de ambas religiones opta por ignorar esos y otros mensajes despreciables contenidos en sus libros sagrados, también es cierto que una vocal minoría incluyendo parte de su liderazgo sigue aferrado a esas nociones medievales.

Tiene especial importancia las posiciones que asuman los líderes religiosos en estos temas, puesto que sus voces cargan autoridad sobre sus fieles y estos pueden sentirse compelidos a actuar conforme a lo que se les dice. Y así como un imam pregonando el asesinato de homosexuales como un acto de “misericordia” puede ser peligroso, también lo resulta un obispo ensalzando a sus feligreses a protestar contra los reclamos de una comunidad minoritaria el mismo día que esta sufrió el peor atentado contra sus miembros en la historia reciente, ya que esto promueve la desensibilización frente a las luchas y necesidades de un grupo de seres humanos sometidos a constantes ataques.

Es importante aclarar que así como los miles de millones de musulmanes y cristianos no son responsables por los hechos de algunos miembros de su religión, también es importante que todos los creyentes hagan un ejercicio de introspección sobre sus creencias y costumbres religiosas para identificar cuales son los elementos dentro de la religión que están permitiendo que este tipo de eventos sigan ocurriendo en su nombre.

La tragedia del domingo pasado debe ser motivo de cambio y aprendizaje. Si bien los religiosos no están llamados a tener que cambiar sus ideales de la noche a la mañana, sí deben tener en mente que los homosexuales en todas sus denominaciones son también seres humanos, así lo demostraron el 12 de junio cuando sangraron igual que todos nosotros.

El Nacional

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