Con la deriva autoritaria que la humanidad conoce domina el escenario cognitivo del presidente Vladimir Putin, de la Confederación Rusa, resulta extraño no ordenara fusilar a sus estrategas militares y economistas que diseñaron invadir Ucrania, considerando el fardo fallido de la acción bélica, a un año de iniciar, este 24 de febrero de 2023, sin obtener lo planeado.

Concerniente a los estrategas militares, imperdonable no diseñaran una sola acción rápida y fulminante, destruyendo de un gran golpe, todas las estructuras eléctricas, viales y parque militar, conforme ejecutó el Estado de Israel contra el Egipto del general Gamal Abdel Nasser en la guerra de 1956.

Consecuencias de esa imperdonable falla en el diseño ofensivo, la guerra en Ucrania no solo se percibe empantanada en un impredecible barrizal, sino que la ausencia de asestar un golpe demoledor, propició la escala de la guerra, concediendo cancha al presidente Joe Biden, su alicate de la OTAN, y los 32 gobiernos de Unión Europea, que perdieron sus fueros soberanos ante el cuestionable pavor a Putin.

Alusivo a los economistas, también imperdonables, porque la extensión del conflicto ofreció cancha a los enemigos descritos de Putin, consiguiendo sofocar su economía mediante el expediente del agotamiento, más el aplastante fardo de las sanciones y dificultad colocar combustibles a otros mercados.

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Un mini juicio estilo Nuremberg 1945, debió consistir la respuesta del presidente Putin a quienes le frustraron su proyecto inicial, descaminando una iniciativa mediática, consistente ampliar el estratégico acceso al mar Negro por Donbás.

A un año de iniciar el conflicto en Ucrania, la estrategia consiste en el correcto diseño original, que no se ejecutó.
Pero que aún es tiempo. No por mucho más tiempo.

Porque precisamente la extensión del tiempo es frustratorio, calamitoso y mortal para el presidente Putin.

EEEUU repite el idéntico luciferino diseño de desgaste y aniquilación que el Estado de Israel, apoyado por el imperio, aplica con los palestinos de Gaza, y sobre todo, de Cisjordania, desmoralizándolos, socavando su heredad, paciencia, agotando y frustrando la esperanza de dos Estados en Palestina.

En lo planetario, configurar un mundo multipolar, quebrando el unipolar diseñado por EEUU al concluir la II Guerra Mundial, 1945, imponiendo en Bretton Woods el oro como moneda de intercambio mundial, arbitrando a su exclusivo interés, la economía planetaria.

Diseño variado en 1972 por el presidente Richard Nixon el patrón oro por dólar, como relevo del dominio económico mundial, apalancado por el FMI, Banco Mundial, Usaid.

Un mundo multipolar, que es el reto vibrante de la humanidad de hoy, donde los socios tutelares integren a EEUU, Rusia, China, Irán, los BRICS integrado por Rusia, China, India, Brasil, Argentina y África del Sur, secundados por los irredentos de Asia, África y América Latina, para conformar un mundo más consensuado, democrático, incluyente, proactivo, equitativo, procurando incorporar a las grandes muchedumbres carenciadas, al contexto de la vida más digna y justa.

Esa es la gran iniciativa y diseño del presidente Putin, configurar una estrategia global donde todos los 193 países que integran las Naciones Unidas dispongan de poder decisorio, culminando 78 años de miserable y condenable coyunda dirigida por el imperio, en detrimento de los sin voces, donde la fanfarria nuclear impuso por el terror, narigonear como becerros al mundo.

Ese universo multipolar expresa sus balbuceos cuando este febrero 20, Anthony Blinken, secretario de Estados del imperio, desde Munich, Alemania, en el escenario de la Conferencia de Seguridad, expresó preocupación por el posible suministro de China a Putin de armas letales.

Ese mismo 20 de febrero, los ministros de Exteriores del G7, demandaron que “terceros países no ofrezcan apoyo militar a Rusia, pues de lo contrario, se enfrentarán a severos costes”, enviando un claro mensaje que solo los países que apoyan a Ucrania, asisten providencia enviar armas.

Blinken, desde Ankara, amenazaba a Pekín de entregar armas a Rusia:

“Tendrá un verdadero problema en sus relaciones con muchos países, no solo con EEUU”.

El mismo diseño unipolar imperante que Putin aspira quebrar, respaldado por el nuevo areópago de países postulantes de un mundo multipolar.

El 23 de febrero, The Wall Street Journal, periódico de judíos, igual que Wall Street, informó EEUU apresta publicar transferencia armas de China a Rusia.

El 22, Putin anunció suspender el último tratado nuclear Star III con EEUU, soltando al vuelo opción nuclear en Ucrania, aprobado por la Cámara Baja.

Ese mismo 22 informaba visita a Putin de Wang Yi, director de Exteriores de China, apoyando abandono Star III.

En el actual encrespado y riesgoso escenario, China publicó este 21 de febrero un informe acusando:

“Estados Unidos usar múltiples métodos para mantener supremacía mundial, considerando un riesgo a nivel global”.

Preludian estas confrontaciones Rusia y China versus EEUU, OTAN, pusilánimes 32 títeres Unión Europea más el fantoche payaso y tonto útil Volodimir Zelensky, la inexorable acta de nacimiento de un mundo multipolar, desde donde Vladimir Putin y el presidente de China, Xi Jinping, destellan y proyectan los dos máximos líderes del mundo de hoy.

Ante la crispante y posible expectativa de Putin ordenar detonar una tercera bomba nuclear en Ucrania.

Por: UBI RIVAS
Ubirivas30@gmail.com