¿Qué Pasa?

Orestes Amador en concierto actoral: Caronte

Orestes Amador  en concierto actoral: Caronte

El desafio innombrable es inherente a la condición de todo auténtico artista. Y Orestes Amador no es excepción de regla.
Hizo 250 horas de ensayo durante cuatro meses, para ofertar en, la a veces ignorada salita La Dramática, del Palacio de Bellas Artes, la interpretación de un fantasmagórico y crucial personaje mitológico de las sombras, de esas que reflexionan, por la función a su cargo: conducir a los recientes difuntos por las aguas del rio Aqueronte, para que sus almas apacienten en el reino de las sombras.

Lo que ofrece este actor, danzante, coreógrafo y ser humano singular, es un concierto actoral que debería ser, debidamente grabado, objeto de estudio por quienes aspiran a desarrollar al máximo su talento en la escena.

Sin mucha promoción, sin agencias para hacer las RRPP (relaciones públicas, imprescindibles, pero al alcance de todo presupuesto alternativo o no, paralelo o dependiente del talento real), Orestes llenó varias veces ese espacio, con un público fiel, integrado por sus hermanos actores, estudiantes de teatro y lo mejor del espectador consciente del valor e inmanencia del teatro esencial, fuera de valores externos con que se nos ha acostumbrado a enganchar para ocupar un asiento más en platea.

El manejo de la voz, que conduce palmo a palmo por las oscuras dimensiones de interregno de las muertes, la expresividad corporal, la escenografía de Lenin Paulino, simple, justa, ubicante de garrafón de acciones, el vestuario expresivo y alucinante, el manejo de luces y los recursos audiovisuales de alta estética, sumados a la dirección de Pilar Pineda (un nombre que se debe atesorar porque habrá de ser fundamental en su disciplina), conforman una entrega escénica de esas que tanto el crítico como el simple mortal asistente piden: “Que se vuelva a repetir” .
¡Bravo por Orestes!

¡Bravo por el ejercicio de un teatro comprometido tan solo consigo mismo!

UN APUNTE

Personaje

Caronte: En la mitología griega, Caronte (o Carón) era el barquero de Hades, el encargado de guiar las sombras errantes a los difuntos recientes de un lado a otro del río Aqueronte si tenían con qué pagar el viaje, razón por la que en la antigua Grecia los cadáveres se enterraban con una moneda bajo la lengua, Caronte era el hijo de Erebo y Nix. Era anciano flaco y gruñón de ropajes oscuros.