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Orígenes

Orígenes

Pedro Pablo Yermenos Forastieri

Un pequeño acontecimiento determinó un rumbo muy distinto en su vida.
Para él, se convirtió en obsesión descubrir cómo habían ocurrido los hechos. Necesitaba conocer las razones por las cuales una parte de su familia había tenido un destino tan diferente al suyo y al de su círculo más cercano.
En el pueblito libanés donde nació, le comentaban que miembros de sus antepasados emigraron a América y, de manera específica, a República Dominicana.

Cuando inició las investigaciones, llamó su atención que entre su apellido y el de sus supuestos parientes, si bien bastante parecidos, existían diferencias en las formas de escribirlos.
Se trataba de problema frecuente causado por errores de transcripciones y siguió adelante, convencido de que era la misma familia.

Su actividad empresarial lo condujo a Santo Domingo y procuró la manera de contactar personas que llevaran apellido parecido al suyo.
Bastó el primer encuentro para confirmar que, en efecto, estaban unidos por vínculos sanguíneos que, aun remotos, los convertían en familia.

Lo extraño era que a sus recién conocidos, no les decían nada los nombres que él les mencionaba de los emigrantes del Líbano radicados en esta nación.
Eso lo desalentó bastante, pero no se rindió.

Las informaciones que tenía le indicaban que sus parientes se establecieron en una de cuatro ciudades dominicanas. Se dispuso a visitar oficialías del estado civil de cada una de ellas.

En dos viajes a esta isla, acudió a tres. Ni rastros de lo que buscaba, pese a intentar encontrarlos con diversas formas de escritura.

Cuando regresó al país, fue a la oficina del registro civil del pueblo que faltaba.
Era su última esperanza.

Durante varios días, buscó en libros de casi 50 años sin que su suerte cambiara. Entristecido, jugó su última carta.
Fue a la sede del archivo católico y allí encontró lo buscado.

Emocionado, leyó en un acta de bautismo que su abuelo materno nació el 13 de agosto de 1905 y bautizado en diciembre del mismo año.

Los datos del registro de dicho nacimiento estaban vacíos.
Esto explicaba lo que le habían informado en su tierra.

Ese abuelo nació en esa pequeña comunidad dominicana, pero no lo registraron, solo lo bautizaron y antes de cumplir dos años, se lo llevaron al Líbano. Allí sí le expidieron su acta de nacimiento, haciendo constar, sin ser cierto, que su llegada al mundo se produjo en un lugar tan lejano a Salcedo.