Hiedevivo, cubalibre, galloloco, bocafloja, camposanto, cielorraso…
Las que aparecen en el título son secuencias léxicas formadas por la unión de un sustantivo y un adjetivo, las cuales se recomienda escribir en una sola palabra. En el artículo anterior presentamos las voces formadas por un verbo más un sustantivo, partiendo de modelos como vendepatria, tragamonedas o limpiasacos. Decíamos entonces que son muchas las unidades léxicas que se forman a partir de la combinación de dos o más elementos (secuencias) y que se convierten en un solo vocablo.
Apuntamos que este recurso permite al hablante crear y emplear palabras que serán entendidas y aceptadas fácilmente por tratarse de elementos conocidos, los que intervienen para formar nuevas voces, las cuales se emplean atendiendo a necesidades comunicativas, sin tomar en cuenta que el vocablo esté o no en el Diccionario.
A continuación presento una lista de voces formadas a partir de la unión de sustantivo y adjetivo:
Aguardiente. Bebida alcohólica. /Bocafloja. Persona indiscreta./ Bocaguá. Persona que habla sin control./ Camposanto. Cementerio./ Caradura. Desvergonzado, descarado. / Casaquinta. Casa grande fuera de la ciudad. / Cielorraso. Techo de superficie plana y lisa. /Cubalibre. Bebida compuesta por ron y refresco de cola (se escribe con minúscula). /Culoloco. Dicho de una mujer, casquivana, dadivosa de sexo./ Guardiamarina. Militar que estudia la carrera naval.
Galloloco. Hombre disparatador. / Hiedevivo. Insecto caracterizado por su hedor. Dicho de una persona, que hiede mucho. / Nochevieja. Última noche del año. / Padrenuestro. Texto usado como oración en la fe católica. /Picochato. Soplón./ Tiovivo. Recreo de feria que consiste en varios asientos colocados en un círculo giratorio; en República Dominicana se le llama caballitos. / Yerbabuena. Hierbabuena. Planta herbácea, de la familia de las labiadas, con tallos erguidos, poco ramosos, de 40 a 50 cm, de acuerdo al Diccionario académico. Yerbadulce. Hierba que se usa para té.
¿Potras o yeguas?
Yegua es la hembra del caballo, cuadrúpedo domesticable que suele utilizarse como montura o animal de carga. Desde su nacimiento hasta que muda los dientes (unos cuatro años) la cría del equino se denomina potro o potra y potranco o potranca, según que sea macho o hembra.
Un ejemplar de esta especie de cuatro años es proporcional en edad a un humano que se aproxima a los dieciocho años, y si se trata de una potra no ha sido tocada por el macho.
Un caballo viejo es destinado a la reproducción y adquiere entonces la denominación de semental, por el vínculo etimológico de esta palabra con simiente y semen.
Un semental no haría nada entre dos potras que aún no están en capacidad de parir, más bien le copula a una yegua, que es su pareja por antonomasia. Incluso, un buen criador, por ética o por genética, no permitirá que una potra que entra a la edad de parir se aparee con el semental de la estancia, que se sabe es su padre.
En la lengua española, cuando el sustantivo designa seres animados, lo habitual es que exista una forma específica para cada uno de los dos géneros gramaticales, en correspondencia con la distinción biológica de sexos (niño/niña, burro/burra).
También tenemos casos en los que el masculino y el femenino se expresan con palabras de muy distinta raíz como ocurre con hombre/mujer, yerno/nuera, caballo/yegua.
Recientemente se efectuó un espectáculo musical titulado “Potras del Caballo” y era para pensar que el artista identificado con ese nombre, Johnny Ventura, apareciera con hijas o nietas, que serían realmente “potras”. Pero un ejemplar equino hembra -y más si ha parido- en buen español es una yegua. ¿Por qué temer a la palabra yegua si se anda con un caballo? En esa presentación Ventura actuó junto a las artistas Jackeline Estévez y Vickiana.