Semana

Orto-escritura

Orto-escritura

Otros intríngulis de la lengua y la carta del doctor Regino

 

A propósito de los intríngulis de la lengua española, que fuera el tema de la entrega correspondiente al pasado domingo (5 de mayo) les traigo, conforme a una promesa, otros casos de intríngulis. En las conjugaciones verbales abundan los intríngulis, hoy les presento el verbo prohibir.

Esto por la variación en la colocación de la tilde que se presta a confusiones, según los tiempos y modos en que se conjugue. Como todo infinitivo, /prohibir/ es palabra aguda a la que no se marca la tilde por terminar en consonante diferente de –n y –s. Por igual, el gerundio (prohibiendo) y el participio (prohibido) no llevan acento ortográfico.

Veamos el presente del modo indicativo: yo prohíbo, tú prohíbes, usted prohíbe, él, ella prohíbe, nosotros prohibimos, vosotros prohibís, ustedes prohíben, ellos, ellas prohíben. Se observa que las formas prohíbo, prohíbes, prohíbe, llevan tilde aun tratándose de palabras llanas terminadas en vocal o en consonante –s, por lo cual no debería macársele la fuerza de entonación.

Pero, de acuerdo a la acentuación de las palabras con hiato, es mandatorio tildarlas en la penúltima sílaba. Los hiatos son secuencias de dos vocales que se pronuncian en silabas distintas.

En otros tiempos, la conjugación del verbo prohibir mueve la sílaba tónica hacia el final: prohibí, prohibió, prohibía, prohibiré, prohibirás.

En el modo subjuntivo, la acentuación se comporta como en el presente del indicativo: yo prohíba, tú prohíbas, él prohíba, ustedes prohíban, ellos prohíban.

De Francisco Regino

Estimado don Rafael:

1. CONCENTRACIONES. Filosofía, Naturales y Matemáticas eran las ramas del bachillerato a las que tuve opciones cuando llegue al cuarto y último año de la educación secundaria. Las concentraciones orientaban el camino de las carreras universitarias, y los modelos de las ramas eran abogados, médicos e ingenieros.

2. ORIENTACIÓN. Por parlanchín, polemista, inquisidor, contradictorio y analista, los que me querían me sindicaban como un futuro abogado, y el cuarto de Filosofía y Letras me atrapó: quince lecciones de latín me hicieron casi cura; la psicología despertó mi curiosidad por el ser humano; la filosofía me puso a pensar en el más allá y a jugar con silogismos que profundizaron mi capacidad lógica.

Finalicé estudiando negocios, como todo un capitalista burgués, ni abogad ni médico ni ingeniero.
3. HERMENÉUTICA. Analizando e interpretando textos, me hallé ejerciendo lo que llamaban hermenéutica, y jugaba con textos desde la versión escolar de El Quijote, las fábulas de Iriarte y Samaniego, las rimas de Bécquer y los poemas románticos de Espronceda. Pasado el tiempo, en mi se cumple aquel pareado: “aunque se vista de seda, la mona, mona se queda”.

4. LITERATURA. Sí, extraño el texto de literatura de Ángel Lacalle, y me quedo con las lecciones que nos llenaron la cabeza de ilusiones, fantasías y devoción por apreciar el buen hablar y el bien escribir. Definitivamente, mejores tiempos que “los del merengue sin letras”, el “dembow”, la monotónica bachata y la “música urbana”.¡ Ay!, de Baltazar de Alcázar “Tres cosas”: “la bella Inés, el jamón, y las berenjenas con queso”.

5. DESVARIANDO. En “Nuestra lengua y sus intríngulis” (Orto-escritura, El Nacional, Domingo 5 mayo 2019, p. 25), no deja lugar para la monotonía ni el aburrimiento que le endilgan al día domingo. Cuando explica la polisemia de escatologia, nos planta en la tierra con la solidez excremental (si de experimento experimental, derivo de excremento excremental), y nos eleva a los cielos con “la retórica de Jesucristo”.

Poder terrenal y poder divino, como en el pasado, política y religión, poder de reyes y poder eclesial, historia que no se repite, sino que continúa su flujo hegemónico y de explotación consensuada entre poderes privilegiados por “concordatos” de mutuos apoyos.

6. COPROLÓGICO. Valioso paralelismo entre lo bajo de lo mortal y lo sublime de lo divino. Si experimento en experimental, reafirmo, de excremento excremental. Como el experimento de gobierno que nos damos; así, excremental, el ejercicio del mismo. Sólidos sus argumentos de lo teológico a lo coprológico.No más que decir. Su Orto-escritura sigue siendo fruta fresca del “petit dèjeuner” de los domingos; un estímulo para el cerebro que contribuye a la motilidad de las vísceras de la conciencia social. Reciba nuestro saludo con la distinción y respeto que ha sabido ganarse. Su lector,
Francisco Bernardo Regino E.

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