Editorial Opinión

Ostracismo moral

Ostracismo moral

Los inmigrantes Bob Menéndez, de origen cubano y Víctor Manuel Rocha, Colombiano, quienes lograron alcanzar el “sueño americano” y convertirse en figuras relevantes de la política y la diplomacia de Estados Unidos, enfrentan hoy graves acusaciones federales por corrupción y espionaje, como si el cielo les cayera encima.

El Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la Fiscalía de Nueva York han reunidos evidencias para encausar al senador demócrata por Nueva Jersey y al ex embajador Rocha, quien desempeñó misiones en República Dominicana y otras naciones, el primero por prevaricación y soborno, y el segundo por espiar para Cuba.

En ambos casos sale a relucir el gentilicio dominicano, en la persona del empresario José Uribe, quien se declaró culpable de sobornar a Menéndez con el regalo a su esposa de un automóvil de lujo y dinero en efectivo, y porque la cónyuge de Rocha, a quien le traspaso todos sus bienes, es dominicana.
Uribe, quien acepto culpabilidad en cargos por corrupción, soborno, fraude y obstrucción a la justicia, acordó con los fiscales testificar contra el senador Menéndez, a quien el FBI acusa también de aceptar soborno de empresarios egipcios.

El legislador fue mencionado en una acusación de soborno contra el reconocido oftalmólogo dominicano Salomón Mergen, condenado en 2018 a 17 años de prisión por fraude contra el sistema Medicare, pena que fue conmutada, junto a las de otras 72 personas, por el presidente Donald Trump.

Además de los procesos penales y civiles abiertos contra el expresidente Trump, los casos del senador Menéndez y del ex embajador Rocha figuran entre los de mayor trascendencia en la historia política reciente de Estados Unidos, por lo que la vinculación de ambos con República Dominicana es también relevante.

Hay razones de sobra para que el liderazgo político y empresarial de aquí abreve en el aleccionador ejemplo que ofrece la justicia de Estados Unidos al encausar a figuras influyentes de la política y la diplomacia con acusaciones tan graves como espionaje, corrupción, soborno y obstrucción de la justicia.
Es una pena que inmigrantes cubano, colombiano, dominicanos y de otros países que lograron alcanzar el sueño americano al lograr posiciones de relevancia en Estados Unidos, corran hoy el riesgo de concluir su vida pública en la cárcel y en el ostracismo moral. Dura es la ley, pero es la ley.

El Nacional

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