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En 1964, mientras laborábamos en Publicitaria Excelsior, le pedí a Ramón Oviedo que lanzáramos una colección de dibujos dedicados a las madres proletarias del país. Esta colección la ideamos al año de habernos conocido -cuando Juan Bosch presidía el país- y Oviedo, debido a las necesidades económicas por las que yo atravesaba, me preguntó si quería trabajar junto a él como creativo en la Publicitaria Excelsior, donde laboraba como Director de Arte y le respondí que sí. Oviedo sabía que mi labor como speaker en el programa radial del 1J4 era gratuita, al igual que como lo hacía en los programas de la Agrupación 20 de Octubre (junto a Ercilio Veloz Burgos y Tito Báez Tisol), y en la Agrupación de Ex/Presos Políticos (junto a Miguel Alfonseca y Grey Coiscou).
La colección de madres dominicanas que ideamos contó con diez dibujos y se imprimió catorce años después (1978), en Miami; utilizando una imprenta perteneciente a un amigo impresor de Alfredito Hued. Los dibujos realizados incluyeron a madres dominicanas realizando sus faenas diarias: lavando, cortando caña, cuidando a sus hijos; así como a niñas jugando a las muñecas y madres embarazadas.
En uno de los dibujos (“Recuerdos de mi madre un lunes por la mañana”) Oviedo idealizó a su madre, Ana Rosa Herasme, y se autorretrató junto a ella, en Neyba, cuando contaba un año.
Alguien podría argüir que el niño dibujado por Oviedo no podía responder a su imagen, debido a que ni él ni su madre nunca se fotografiaron juntos. Sin embargo, antes de realizar las impresiones de la colección consulté a fisonomistas expertos, a los que les presenté el dibujo del pintor junto a su madre y fotografías recientes de Oviedo. Todos me afirmaron que los rasgos del niño coincidían asombrosamente con las fotografías del pintor adulto.
Para estar más seguro del nombre que llevaría el dibujo, consulté a personas que conocieron a Ana Rosa Herasme y a Oviedo cuando contaba esa edad y afirmaron que aquel dibujo los representaba fielmente. Debo anotar que mientras trabajé junto a Oviedo en las publicitarias Excelsior y Fénix, así como en los múltiples momentos que lo observé trabajar, comprobé la prodigiosa memoria gráfica que poseía.
Un pariente cercano de Ramón Oviedo le narró -a comienzos del decenio de los setenta- “que él había nacido por accidente en el batey del ingenio Barahona, perteneciente entonces a la West India Sugar Finance Corporation, en 1924, donde su padre, Luis Oviedo, laboraba como contable”.
Aquel pariente le manifestó que su segundo apellido, Herasme, era oriundo de Neyba, de donde era su madre, Ana Rosa; y le aseguró “que debido a sus ancestros maternos y a su apellido Oviedo, originario de Azua, él pertenecía completamente a la región Sur del país”.
Esa confesión del familiar de Oviedo la obtuve de una conversación sostenida en 1988, en ocasión de la celebración de su segunda gran exposición retrospectiva, montada en la Galería de Arte Moderno (GAM), patrocinada por Isaac Lif.