Opinión

Ozama e Isabela

Ozama e Isabela

Elvis Valoy‏

Las riberas y aguas de los ríos Ozama e Isabela demuestran la dejadez tanto de los sectores más pobres como de los más ricos de la sociedad dominicana, los cuales se han unido para prácticamente convertir en un vertedero de inmundicias esos dos afluentes.

Luego de las secuelas del huracán Beryl, las cuales consistieron en mucha agua, las aguas de ambos ríos despacharon a través de sus cauces miles de toneladas de basura, que gente desaprensiva deposita en estos patrimonios de la naturaleza, lo que demuestra la desidia con que personas que cohabitan alrededor de estos afluentes tratan a esos torrentes que fungen como muralla urbana.

Un cable de la agencia noticiosa EFE describe acertadamente cómo la barbarie le infligió una estocada mortífera al Ozama e Isabela.

En la noticia que describía la realidad de cientos de toneladas de porquerías que rodaron por los ríos capitalinos, y que fueron a parar al Malecón, dice lo siguiente: “La vergonzosa imagen de las aguas y la costa de Santo Domingo tomadas por la basura dieron la vuelta al mundo, y eso ha servido para generar conciencia y emprender acciones para reducir el uso de envases y bolsas de plástico”.

Somos una media isla que tiene en el turismo uno de los renglones que más aporta al Producto Interno Bruto, y muchos otros destinos turísticos están en competencia con nuestro país, por lo que debemos evitar escándalos de esa envergadura.

Es muy alentador la firma de un acuerdo entre el sector empresarial y varias alcaldías para contribuir con el saneamiento del Ozama e Isabela. En hora buena, pues un proyecto integral de rescate de esos ríos capitalinos se impone ante la gravedad del enorme deterioro de ambas corrientes.

El Nacional

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