Editorial Opinión

Pase lo que pase

Pase lo que pase

En las últimas horas gran parte de Haití se ha vuelto tierra de nadie a causa de violentas manifestaciones, vandalismos y asaltos a instituciones públicas, con saldo de muertos y heridos en jornadas de reclamo de dimisión del primer ministro Ariel Henry, quien ayer cumplió dos años de mandato cuestionado.

Guy Philippe, quien cumplió condena en Estados Unidos por lavado de dinero, proclamado líder del movimiento armado que reclaman la salida de Henry, ingresó ayer a Puerto Príncipe por el lado de Petion Ville donde anunció el inicio de lo que denominó como “una revolución”.

En Juana Méndez, limítrofe con Dajabón, manifestantes enfrentaron a la Policía, saquearon e incendiaron instituciones públicas, incluida el ayuntamiento, con saldo de dos muertos y varios heridos. Escenas similares se produjeron en la capital, Cabo Haitiano y Los Cayos, entre otras ciudades.

Instalado tras el magnicidio del presidente Jovenel Moise, el primer ministro Henry, prometió convocar a elecciones en un plazo no mayor a dos años, que se cumpliría ayer, por lo que sectores políticos, económicos y comunitarios plantean hoy su salida del Poder.

Ha hecho bien el ministerio de Defensa en disponer un reforzamiento en la frontera con más tropas y equipos, porque no se exagera si se afirma que en el lado oeste se incendió la pradera social y que es cuestión de tiempo para que se propaguen las llamas de violencia.

El nombre de Haití no figura en el mapa de intereses de Estados Unidos, Canadá, Francia ni de la comunidad internacional, como lo demuestra el hecho de que el primer ministro canadiense suspendió las gestiones que realizaba con el liderazgo de la Comunidad del Caribe (Caricom) para afrontar la crisis haitiana.

Líderes republicanos y demócratas acordaron impulsar en el Congreso la aprobación a la Casa Blanca de 160 mil millones de dólares para proveer de armamentos a Ucrania e Israel y contener inmigración a través de México, sin apartar un solo centavo para socorrer al pueblo haitiano.

Es por eso que ante el recrudecimiento de la crisis al otro lado de la frontera, el gobierno dominicano esta compelido a aplicar su propia agenda que no es otra que la de defender, preservar y consolidar la soberanía nacional y la integridad del territorio, pase lo que pase en Haití.

El Nacional

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