La tensión que generó el proceso electoral en Bolivia tiende a despejar con el reconocimiento de la presidenta Jeanine Áñez de la victoria del candidato opositor Luis Arce. Por la pandemia del coronavirus, la exclusión del expresidente Evo Morales como candidato a senador y la polarización que marcó la campaña se auguraban confrontaciones durante el ejercicio del sufragio.
O impugnaciones y desconocimiento de los resultados. Aunque todavía se está pendiente del balance oficial, los medios coinciden en que Arce, del Movimiento al Socialismo (MAS), ganó las elecciones con alrededor de un 53% contra un 31% del ocupante de la segunda posición, Carlos Mesa.
Este también reconoció la victoria de Arce, un economista que fue vicepresidente de Morales y funcionario del Banco Central de Bolivia. Tras la renuncia de la presidencia de Morales después de unas accidentadas elecciones, Bolivia entró en un proceso de convulsión social que dejó muertos y detenidos.
La suspensión en dos ocasiones de las votaciones por causa de la pandemia del coronavirus elevó las tensiones en la nación. Pero el orden con que se votó y la abrumadora diferencia que se proyecta, a pesar del reducido conteo de votos, han sido determinantes para que la paz se abra paso en Bolivia.
Ya incluso los gobiernos, como el caso de México, comienzan a felicitar a Arce como presidente electo y a ponderar las votaciones como un triunfo de la democracia. El Tribunal Electoral pide paciencia, pero ya hay celebraciones.
