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Pensamiento político

Pensamiento político

José Antonio Torres

En la Grecia clásica hay una importante corriente de pensamiento político aristocrático que se remonta a Heráclito y Teognis, ambos de estirpe noble, y se manifiesta en un lamento frente a la decadencia de los ideales aristocráticos y la creciente hegemonía de la democracia y el igualitarismo.

Cuenta la historia que Heráclito rechaza el ofrecimiento del pueblo de Éfeso para que ejerza la función de legislador, indicando que “la ciudad se rige por una mala constitución” y enfatizando la desigualdad entre los seres humanos: “Pienso que un hombre vale por diez mil si es el mejor.

Al igual que Heráclito, Teognis aborrece la eclosión de la masa popular en la ciudad de Megara, tras la acumulación de riqueza y la apertura de un proceso democrático.

Asimismo, critica la revalorización de los valores aristocráticos y que el dinero se haya vuelto más importante que una disposición aristocrática.

Como todos los pensadores políticos aristocráticos, piensa que el criterio para medir el valor de un individuo es su virtud. Significa también “excelencia” o “estado óptimo”.

Teognis está convencido, de nuevo en línea con los pensadores políticos aristocráticos, de que, no la muchedumbre, sino solo un número reducido de hombres puede alcanzar la virtud.

Entre las virtudes destaca en particular la justicia : “En la justicia están comprendidas todas las virtudes. Los hombres virtuosos lo son principalmente por su nacimiento noble, aunque también aconseja “no buscar la compañía de hombres inferiores y malos , sino la de gente decente . Júntate con ellos, comparte con ellos, y complace a los poderosos.

De los nobles aprenderás cosas elevadas, pero si te relacionas con el vulgo, perderás tu buen sentido”. Los buenos se corrompen debido a los malos, por tanto uno debería mezclarse con gente semejante.
Admite la posibilidad de que un padre decente engendre un hijo malo, pero los malos nacen malos y lo seguirán siendo durante toda su vida.

Admite también que no nacen enteramente malos sino que aprenden su mala conducta por su asociación con gente mala. Y niega que pueda enseñárseles la virtud: “la gente mala no deviene buena por medio de la educación”.