Esta es una expresión que viene tomando cuerpo en la medida en que las redes sociales amplían su abanico de influencia en la sociedad, e incluso algunos han llegado a la osadía de ponerle hasta nombre: «periodismo ciudadano». Acaso desconocen que el periodismo es un oficio que requiere de conocimiento profundo sobre el idioma, que tiene técnicas específicas para la redacción y código ético que cumplir.

El periodismo es una disciplina centrada en las labores de difusión de información comprobada a través de los medios masivos de comunicación.

Implica la recolección, tratamiento, interpretación, redacción y difusión de informaciones relevantes e importantes.
En ese sentido, el manejo que el periodismo da a la información implica siempre una importante dosis de responsabilidad.

Sin embargo, hay que reconocer que muchos medios convencionales han aprovechado el periodismo ciudadano o periodismo 2.0 para permitir la participación de informadores, a quienes no hay que pagarles, para que estos envíen fotos, vídeos y datos de hechos que ocurren en sus comunidades.

Esto no está mal, si el seudo reportero, tuviera la responsabilidad de cumplir con algunas normas éticas. De ahí viene el descrédito de las redes sociales, donde cada día a través de ellas se difama a millones de personas en todo el mundo.
En República Dominicana tenemos más de una experiencia en la que el morbo de los denominados periodistas ciudadanos por subir una foto o un vídeos a las redes sociales ponen en riesgos la vida de personas.

Tales son los casos de los accidentes de tránsito o riñas personales donde asistir a los lesionados ha pasado a un segundo plano, ya que saciar el morbo de subir a las redes el vídeo de una persona moribunda es la prioridad.
Estas acciones atentan contra el buen nombre del oficio de periodismo donde la solidaridad y el respeto por la vida aún son la prioridad de los comunicadores que abrazan esta profesión con vocación de servicio a la sociedad.