Articulistas ESTO PIENSO, ESTO CREO

Plantar firmemente los pies, con coraje y valentía

Plantar firmemente los pies, con coraje y valentía

Me parece que no se han escatimados esfuerzos, ni corajes políticos, para exponer al pueblo, las medidas de seguridad que se han tomado con relación a la inmigración ilegal por la frontera y todas las consecuencias que esto acarrea, pero, intereses particulares han iniciado una campaña de propaganda entre negra y gris, ya que se sabe que comerciantes sin patria pero, con influencias, han querido mal informar sin poner sobre el tapete la profundidad del problema y las graves consecuencias que este acarrea para la salud y la supervivencia en este lado de la isla.

Y, esto lo decimos, partiendo de una premisa muy cierta, sobre la base de que la incompatibilidad ha sido una solución política que se ha tratado de llevar por otros lares, a pesar de que esos pueblos han demostrado que no existe la posibilidad de que los dos puedan vivir juntos y mucho menos, en paz. Es el caso radical entre el Este y el Oeste de esta isla.

Con el paso del tiempo, lo que hemos vivido en los últimos 200 años y, ante el problema planteado con la gente del Oeste, pareciese que nunca tendríamos el único, mejor y apropiado momento para de una vez y por todas, establecer reglas inviolables de relación entre ambos para la buena convivencia, haciendo la imprescindibilidad de en realidad, dejar la politiquería barata y actuar en consecuencia.

No permitir que, en estos momentos, politiqueros y negociantes, ácratas que de por sí, trastornen las medidas que se están y deben continuar tomándose para la seguridad presente y futura de esta nación.

Tuvimos la oportunidad de elaborar el documento para solicitar la autorización de la creación de un mercado binacional en Dajabón, con la finalidad de poder controlar el contrabando indiscriminado que se llevaba por ese lugar, principalmente, pero, los políticos locales, los comerciantes y la complicidad de todas las autoridades, mancornadas para continuar y engrandecer sus negocios, desvirtuaron la intención de esta creación.

No era inundar al pueblo de Dajabón de inmigrantes que vinieran a comprar, sino, que esta acción se hiciera desde un lugar delimitado en las afueras de este, sin que se produjera una invasión del sitio escogido.

Pero, impusieron sus propósitos que sirvieron no solo para crear un caos en el pueblo, sino que, además, sirvió para hacer política partidista y un contrabando clientelista por parte de políticos y militares abyectos. Pero, ante el gran problema que se ha despertado otra vez con la gente del Oeste, vale la pena cuestionar lo siguiente: ¿Después de tanto tiempo transcurrido, será que no vamos a aprender que, con esa gente, lo único seguro es su animadversión hacia nosotros? ¿Qué no podemos continuar a expensas de chantajes y burdas manipulaciones? ¿Qué es prácticamente imposible que después de tanto tiempo esa raza actúe de manera diferente, en tanto nosotros proseguimos el intento de crear una atmosfera respirable para ambos, la cual es considerada como una debilidad nuestra por parte de ellos? ¿Qué una vez formen su ejército, cosa esta que más tarde o temprano sucederá, el enfrentamiento militar sería inevitable? ¿Qué sería una absurdidad plantear la creación de una flota mercantil y, la debida adquisición de barcos para llevar nuestros productos a las islas y países que están en el arco caribeño, con el fin de expandir nuestro mercado y a la vez diversificarlo? No, no me parece que sea un absurdo. ¡Sí señor!

Rafael R. Ramírez Ferreira
rafaelelpiloto1@hotmail.com

El Nacional

La Voz de Todos