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Poesía en Mediterráneo

Poesía en  Mediterráneo

Chiqui Vicioso

(y 2)
El mundo, este maravilloso mundo que los guerreristas y fabricantes de armas están empeñados en destruir mientras planean su éxodo a Marte, es una aldea donde los y las poetas leen su poesía en un templo budista, con el Buda más grande del mundo, rodeado de piscinas llenas de lotos; en Mongolia, en el templo de los Lama, en el desierto de Gobi; y en la India en la que fue residencia de Gandhi, hoy lugar de peregrinación.

Detrás de cada leyenda, de cada mito, de la indescriptible belleza, está el horror. Así, en el Taj Majal de la India la gente celebra el «monumento de amor» de un Sultán por su esposa, muerta de parto en plena juventud, dada la fijación que tenía el Sultán con ella, y el hecho de que a pesar de que tenía 600 esposas, esa era con quería fornicar y la embarazó cada año hasta que murió, en vez de alternarla y dejarla descansar y retomarla cada año.

Lo mismo pasa con el famosísimo monumento que llamó Panal de Abeja, donde el Sultán construyó un espacio del tamaño de un rostro, para que sus 300 esposas pudieran otear la calle, colocando la cara en el molde. ¡Qué ternura! decía emocionado el guía!

Y detrás de cada crucero, los y las jóvenes trabajadores de todas partes, que trabajan once horas diarias sin descanso, no tienen fin de semana, y !ay del que no sea amable!, Mi camarera era de Zimbawe, y el que nos orientaba a diario por los interminables pasillos de camarotes, filipino o de Malasia.

Juventud del Tercer Mundo que sigue esclavizada a la fantasías del Occidente, bañándose colectivamente en gigantescos yacusis y piscinas y comiendo por toneladas, con una avidez que insta a la dieta.

Buena noticia? Como en la India, esta «no-poeta» de la República Dominicana ganó el segundo premio en poesía, y tiene oferta de traducción al mandarín y al hindú. Eso solo valió el esfuerzo, aunque Santorini vale los 560 escalones que hay que subir, o hacer el viaje en burro.