Opinión Articulistas

Postericidio a Balaguer

Postericidio a Balaguer

Manuel Fermín

Si en Balaguer se verificara el Síndrome de Lázaro, “autorresucitar”, moriría instantáneamente sin saborear el milagro. Saber que el país debe 74 mil millones de dólares; que millones de haitianos han anegado y convertido en un sumidero la República con 496 asentamientos; y que no bastó su celo por el bosque, agredido sistemáticamente.

Nos da la impresión que el PRM, en sus gobiernos se ha propuesto que su alma no pueda descansar en paz en su morada eterna. Observamos una relación de agravios, de “postericidio” en su legado, principalmente el área medioambiental, y como suele decirse, los hechos no necesitan ser demostrados.

Desde que los estrategas del ecocidio daban pasos para ejecutar el proyecto energético Manabao – Bejucal– Taveras, impedido por Balaguer en 1986, y replanteado en el 2000-04; el desconcertante destino del Parque Mirador Norte, con millones de metros cuadrados echados al lucro para fomentar un cementerio privado en su “vientre”; el Parque del Este, todo su esplendor borrado; el Parque Mirador Sur, arrabalizado; ya antes el Parque Zoológico Nacional fue mutilado por Cementos Colón; ¡oh!, y ahora se pretende agredir el Parque Botánico Nacional para el trazado de una avenida.

Evidentemente, Balaguer extendió la democracia a todas las disciplinas, pero su legado medio ambiental es fundamental. ¿Por qué tanta prisa? ¿Por qué esa manera como aséptica? Las unicidades más monolíticas, y Santo Domingo fue un proyecto de unicidad ecológica para Balaguer, ¡es verdad!, no resisten el paso del tiempo. Ese deseo inscrito en él de preservar el patrimonio natural, parecía intocable. Vaya pues.

No ha sido así, y sus políticas de conservación son agredidas. Hasta el nombre de Nicolás de Ovando y Cáceres, en una calle periférica ha sido amenazado. Entonces, ¿todo el respeto ganado de la ciudadanía a la patriótica tarea de salvaguarda se iría de bruces? ¡Hagan su obra, continúen las de sus antecesores, y gánense el apoyo masivo de la población, pero záfense de esa pretensión ya enfermiza e inextinguible de malograr la obra de ese muerto ilustre!.