La Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) celebró su ceremonia de graduación número 75 del campus Santo Domingo entregando a la sociedad 880 profesionales, que fueron llamados a ser responsables y resilientes frente a los acelerados cambios que impulsa la tecnología.
De los graduandos en esta ceremonia, 607 (69%) son nuevos profesionales de grado y 273 (31%) corresponden a títulos de postgrado. Con 59% y 522 graduandas, las mujeres siguen siendo mayoría en ésta y las ceremonias de los últimos 15 años. La cifra de hombres corresponde a 358, para un 41%.
El rector de la PUCMM, reverendo padre doctor Secilio Espinal, habló de los desafíos apremiantes como el cambio climático, y enfatizó a los graduandos su responsabilidad de actuar con un gran sentido de servicio a los demás, un comportamiento ético y búsqueda del bien común.
“Juntos, pueden superar cualquier desafío y construir un futuro más brillante y sostenible para todos”, dijo.
El rector explicó que las innovaciones digitales como la inteligencia artificial, están transformando la sociedad y creando oportunidades, pero también retos y desigualdades. “Debemos ser resilientes y continuar aprendiendo e innovando para prosperar en término humano y profesional, en este entorno en constante evolución.”, puntualizó.
A pesar de estos desafíos, dijo a los nuevos profesionales, no se deben sentir abrumados, pues tienen las capacidades y el potencial para afrontarlos.
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“No olviden estos elementos determinantes: la capacidad de pensar críticamente y de resolución de conflictos, trabajar en equipo, el sentido del servicio y compromiso social, y la formación y actualización continua. Estas habilidades son invaluables en un mundo que nos interpela a actuar con un gran sentido de servicio a los demás”, indicó el rector.
El orador invitado para esta ceremonia fue el superintendente de Bancos, Alejandro Fernández W., quien habló de una etapa de su vida en la que se encontró, “tumbado, deprimido, durmiendo en un apartahotel” y rezando a Dios que no le permitiera despertar en la mañana. Fue un discurso tan íntimo como esperanzador.