Coerción populista y arbitraria
El populismo judicial llegó al extremo de materializar sentencia del refranero popular “la medicina fue peor que la enfermedad” en el caso de jovencita fotografiada con bebé con botella de cerveza en boca, imagen que publicó en interné, a quien aplicaron coerción de tres meses de prisión.
Esta decisión es exceso y arbitrariedad que viola el derecho a la libertad y seguridad personal establecido en el artículo 40 de la Constitución y desvirtúa los presupuestos de las medidas de coerción fijados en los artículos 222 y siguientes del Código Procesal Penal.
“Las medidas de coerción, restrictivas de la libertad personal, tienen carácter excepcional y su aplicación debe ser proporcional al peligro que tratan de resguardar”, según el artículo constitucional 40.9, reforzado por el principio de que la libertad es regla general y la prisión es excepción.
La prisión preventiva, medida cautelar de moda en juzgados de atención permanente, no puede convertirse ni interpretarse como castigo o pena anticipada por un hecho que debe probarse en juicio de fondo luego que los acusadores destruyan la presunción de inocencia que favorece al imputado.
Esta madre primeriza de 18 años, embarazada a los 16, con cuadro familiar reincidente en iniciación sexual temprana, más que escarmiento o “ejemplo” a la juventud por su irresponsabilidad e imprudencia al inducir bebé al alcoholismo, merece una oportunidad que reta al Estado.
Faltan políticas públicas preventivas, de educación, oportunidades para la juventud, romper la inequidad social, desigual distribución de riqueza y que le ofrezcan posibilidades de estudio y empleo para desarrollo humano que rompan el círculo vicioso de pobreza extrema, estimulante de delincuencia.
El tribunal que impuso medida de coerción y la fiscalía que la propuso optaron por populismo, olvidaron que “la fiebre no está en la sábana”, realidades socioeconómicas y necesidad de oportunidades para jóvenes que merecen orientación en vez de prisión.