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Putin excita temores

Putin excita temores

Manuel Fermín

El presidente Putin se ha propuesto amenazar a Europa con la guerra abierta exigiendo a la OTAN no expandirse al Este, a sus fronteras, pero con el argumento que lo exige difiere de los méritos equivalentes que tuvo  la antigua Unión Soviética.¡Hoy quieren ser lo que son: naciones europeas!  (Ucrania, los bálticos, Rumania, Bulgaria, la ex Yugoslavia, Georgia, Moldavia, etc.), pero Putin, constreñido por su natural formación a mandar con rigidez, quiere evitarlo sacando músculos. 

Como todo un enamorado del alarde ha concentrado una maquinaria militar que recuerda a los nazis, y con total cinismo declara: “nunca he amenazado a Ucrania”, y ha patrocinado y librado una guerra híbrida de secesión  con miles de muertos y anexarse la península de Crimea.

Él ha violado todos  los acuerdos con Ucrania, cuando en 1994 para recuperar las armas atómicas que guardaba este país de la era soviética, Rusia se comprometía a respetar su soberanía.  Hoy ejerce extraordinaria venganza  contra este país y apela al amedrentamiento con la guerra sin entender lo que se ve, lo que sucede en Europa, por andar adivinando los designios de un supuesto enemigo que es su mejor socio, violentando la convivencia pacífica.

¿Está de regreso el zarismo o los soviets?: ninguno de los dos es posible, pero los dos si en la esencia misma del poder: el dictador que se alimenta y vive de esas provocaciones para supuestamente impedir que una autoridad débil permita la humillación. Sin embargo, persiste en sus métodos y ataca militarmente a Ucrania, Chechenia, Georgia, Armenia, tiene férreo control  de todo el Cáucaso, y además ordena asesinar a sus adversarios.

Para arruinar la autoridad de Putin solo existe un arma: las sanciones  económicas y bancarias; forzar a los alemanes que las cumplan, que sean severas y con total aislamiento diplomático para que sea interpretado como la lucha entre la humanidad y la inhumanidad.