Antes de las elecciones del 15 de mayo el presidente de la JCE, Rosario Márquez, insistió hasta la saciedad que el sistema electrónico que le costó al país más de 30 millones de dólares estaba listo para funcionar perfectamente.
No era cierto. Al darse cuenta de ello, y al constatar que la JCE pretendía establecer el procedimiento electrónico como sistema único de conteo al margen de lo establecido por la ley, los candidatos presidenciales de la oposición se apersonaron a la sede de la JCE para exigir el apego de ésta a la ley electoral.
La respuesta de la JCE y la de todo el aparato de comunicaciones al servicio del gobierno y del partido del gobierno (que son prácticamente lo mismo), fue la de acusar a la oposición de promover el atraso. El sarcasmo fue la norma. Se llegó a plantear que la oposición quería volver al ábaco.
Convencida de la razón que le asistía la oposición recurrió a la mediación de la comisión internacional de observación electoral de la OEA presidida por el ex presidente colombiano Andrés Pastrana.
La JCE declaró acoger el pedimento opositor de respeto a ley en materia de escrutinio reiterando la preeminencia del conteo manual. No obstante, no tomó las providencias de lugar ni avisó debidamente a los miembros de los colegios electorales para que se cumpliera con esta disposición. El resultado fue el caos electoral del 15 de mayo.
Una buena parte de los aparatos destinados a la identificación de los electores no funcionaron. Las máquinas de conteo ni los scanners tampoco. Por eso no se contaron los votos en tantos lugares.
Según datos oficiales difundidos de manera fragmentaria en Santo Domingo Este no se contaron los votos en más de 40 de los colegios electorales en lo atinente al voto preferencial de los diputados, que debían ser registrados en el acta C-1. Esto mismo sucedió en más del 30 por ciento de los colegios electorales del Distrito Nacional y en cerca del 50 % de los colegios de Santo Domingo Oeste. Fue esta última circunstancia la que condujo a la Junta Municipal Electoral de Santo Domingo Oeste a declarar nulos los votos correspondientes a estos colegios que representan cerca de la mitad del total de esa demarcación a ese nivel. Ya se sabe que el Tribunal Superior Electoral declaró nula esa disposición tomada por la JME de Santo Domingo Oeste.
Hoy día no sabe a ciencia cierta cuántas de las costosas máquinas de registro de electores, conteo y transmisión de resultados electorales funcionaron. Al punto que uno de los miembros de la JME, el licenciado Eddy Olivares, se ha visto precisado a solicitarle al presidente de la JCE, Roberto Rosario Márquez, que se proceda a realizar una auditoría a fin de determinar la verdad de los hechos. Si un miembro de la JCE no sabe lo que pasó con el sistema de registro, conteo y transmisión electrónicos, ¿cómo lo va a saber el país?