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Gobierno Ecuador

Pierde pulso

 

Cercado por protestas cada vez más crecientes y candentes, el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, hizo lo que tenía que hacer sobre las medidas que habían indignado a la población: dejarlas sin efecto. Dar marcha atrás no ha sido un acto de cobardía, sino de sensatez.

Era injusto cargar contra los sectores más vulnerables el alto costo de la eliminación de los subsidios a los carburantes y del plan de austeridad para lidiar con un déficit fiscal del cual la mayoría no ha sido más que víctima

. La receta del Fondo Monetario Internacional (FMI) sublevó de tal modo a los indígenas, transportistas y sectores populares que Moreno tuvo que mudar de Quito a Guayaquil la sede del Gobierno.

Tras un intenso pulso el mandatario no tuvo más alternativa que revocar el paquetazo para devolver la tranquilidad a la nación.

El mandatario, ampliamente respaldado por el encarcelamiento de pasados y actuales funcionarios ligados a actos de corrupción, perdió en cuestión de días el favor de casi todos los sectores. Tanta intensidad adquirieron las protestas que llegó a temerse un golpe de Estado.

La supresión de un paquetazo, que no tardó en disparar la inflación, podrá verse como un triunfo de la población, pero es preferible calificarla como una saludable muestra de sensatez del Gobierno.

Moreno y su equipo pueden explorar otras fórmulas que no sean tan rígidas para lidiar con el déficit sin castigar a la población. Procesar a los responsables puede estar entre las alternativas.

El Nacional

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