Las protestas en Haití no solo se han tornado más violentas, sino que han incorporado la renuncia del presidente Jovenel Moïse en las demandas de la población.
Los primeros movimientos se limitaban a que se enjuiciara a los implicados en la sustracción o dilapidación de más de dos mil millones de dólares de los fondos de Petrocaribe.
A la consigna se agregó la indignación contra el peso de la inflación que en los últimos meses han tenido que soportar los haitianos, así como una agudización de la crisis en los servicios básicos.
Ahora también reclaman la renuncia de Moïse por su supuesta incapacidad para perseguir la corrupción y tomar medidas para mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías.
Las protestas no solo han causado varias víctimas, sino cuantiosos daños materiales.
Los haitianos suelen recurrir a todo tipo de violencia para hacerse sentir durante las protestas.
Esta vez las movilizaciones han cobrado particular intensidad, entre otras razones porque las autoridades no han avanzado en el proceso contra los responsables del caso Petrocaribe.
El Gobierno anunció que había 15 imputados, entre exfuncionarios y actuales incumbentes de puestos públicos, pero a la fecha no se conoce ninguna acción.
De las protestas de haitianos por estos predios se tienden a adoptar precauciones, pero en algún momento habrá también que prestar atención a los reclamos de justicia de una población más empobrecida por la corrupción y la irresponsabilidad.
