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Ramiro Matos

Ramiro Matos

Chiqui Vicioso

La única vez que vi a Ramiro Matos fue en un panel sobre la Revolución de Abril. Con toda tranquilidad el militar se bufó de la Revolución y dijo que no se podía hablar ni siquiera de revuelta, que la revolución era una fábula inventada por los “comunistas”, lo que provocó que prontamente el periodista Emilín Herasme, hermano de Silvio, le recordara la batalla donde el perdió un ojo, añadiendo de manera sarcástica: “Parece que esa bala también fue una fábula”.

Ahí me di cuenta de que Ramiro Matos pertenecía al grupo de personas a la que Balaguer había definido como de su estirpe: “Esos que se tragan un tiburón podrido y no eructan”, su frialdad y flema lo hacían más temible que los exaltados y juveniles comandantes que lideraron la guerra patria.

Ramiro Matos ha saltado de nuevo a la palestra con su inclusión en la Academia de Historia, algo que ha sorprendido no porque a él lo incluya, porque todo ellos intentan reganar el honor con este tipo de membresía, sino recuérdese al asesino de las Mirabal que intentó poner a circular un libro, a quien dejaron entrar sin problemas al país a pesar de su impedimento de entrada, porque muchos de los asesinos del SIM pasaron a los organismos de seguridad, así como muchos de los asesinos nazis de la Segunda Guerra Mundial pasaron a lo organismos de seguridad de USA e Inglaterra, países que los rescataron de las justicia rusa, que los fusilaba de inmediato.

Lo que sorprende, repito, es que lo jueces de la Academia lo hayan admitido, y me refiero a Juan Daniel Balcácer, a quien conocí en Nueva York como hombre de izquierda y activo miembro del Comité por República Dominicana, que denunciaba en USA las atrocidades del balaguerato; y José Chez Checo, quien es un hombre bueno, y viene del cristianismo, con quien me encontré también en Nueva York y logré incorporar a mi familia (está casado con una de mis primas favoritas).

Si quien hubiera aprobado su membresía hubiera sido Luis Campillo Pérez (primo mío por los Pérez) no me hubiera asombrado, porque era, intrínsecamente cobservador, pero que la actual directiva haya aceptado a Ramiro Matos, argumentando que no lo sometieron a la justicia ni lo condenaron es risible. ?Quien, en pleno Blaguerato (recuérdese los pañuelos rojos del Reformismo en los fusiles durante las elecciones) iba a someter a juicio a Ramiro Matos, cuando además los familiares de los asesinados estaban en la clandestinidad y/o el exilio?

Por eso admiro, respeto y celebro la digna respuesta de Mu Kieng Sang,quien renunció a la Academia, y desde luego la de Minou, así como la de Fidelio y Manuel Salazar, que debería ser emulada por toda la fuerza progresista del pais: Sindicatos, partidos, iglesias, asociaciones culturales, clubes juveniles, asociaciones estudiantiles, grupos de mujeres, porque los muertos, así como los vivos, no se dejan solos.