Opinión Articulistas

Reacciónen retroceso

Reacciónen retroceso

Susi Pola

En inglés existe el término “backlash”, retroceso, para explicar el fenómeno de resistencia al reconocimiento del Abuso Sexual Infantil, ASI, describiendo la actitud de desacreditar a la niña/o abusada sexualmente y juzgando a su entorno familiar cercano como responsable, generalmente la madre cuidadora obligada por patrones culturales, aún cuando el agresor violador -y hasta embarazador- sea el padre, padrastro o cualquier allegado.

Esta actitud de volver atrás responde al contexto sociocultural que, como sistema social, es donde se originan estos fenómenos de violencia contra mujeres, niñas y niños, NNA, reducidos por el imaginario social a meros objetos de propiedad del macho sometidos a la gratificación sexual de los hombres.

Una visión androcentrista resistente en toda la sociedad y sus agentes oficiales, que obstaculiza el desmonte de patrones para cumplir objetivos constitucionales de igualdad de condiciones por las prácticas que desplazan “culpas-responsabilidades” a niñas “provocadoras” y madres descuidadas, o peor aún, madres ciegas de amor por el violador pareja.

Como resultado, se favorece al macho masculino violador por identificación cultural patriarcal, al final, es así como nos socializan llegando hasta justificar con argumentaciones totalmente ilógicas de lo que resulta generalmente, la impunidad.

En nuestro país, la exaltación de la sexualidad masculina hacia las niñas, queriendo primeras y virginales relaciones forzadas, es generalizada entre el machismo ejercido, en una especie de “visión pedofílica” con todo el derecho que se le da al masculino hegemónico sobre las mujeres, las niñas y los niños, algo a estudiar a fondo.

En la intersección sexualidad, ese enfoque de atracción erótica o sexual por las niñas impúberes cuando se concretiza se convierte en un acto criminal de pederastia en el abuso sexual consumado, un acto de total desvalorización a la niñez que facilita el abuso de poder de los hombres adultos sobre una niña o un niño.

Lo que acaba de suceder con el pederasta por incesto, condenado a 20 años de cárcel por violar a su hijastra desde los 11 años, autorizado por sentencia de un juez a salir del Centro de Privación de Libertad de Azua para trabajar en la Escuela Nacional del Colegio de Abogados, quienes avalarían al “maestro”, es un ejemplo del desborde machista de nuestra cultura.

Afortunadamecrensa como reacción y el mismo gremio garante, acabó retractándose, porque el “backlash” no se sostiene y la razón, termina por primar.
Ninguna niña o niño debe ser roto por un adulto.