Editorial Opinión

Salud y economía

Salud y economía

Con más o menos voluntad e intensidad Gobierno, clase política y empresariado se alinean en torno a una estrategia diseñada y aplicada para contener la propagación del coronavirus, pero hay que advertir que esos esfuerzos son todavía insuficientes y requieren de mayor coordinación y de aportes logísticos y económicos.

Unos y otros deberían entender que se combate en dos frentes, uno que procura afrontar la pandemia y otro que trata de evitar que la crisis sanitaria devenga en un colapso de la economía, por lo que además de exhortar higiene y cuarentena, urgen medidas mayores en lo económico, financiero y fiscal.

No se trata de leer cartas entre gitanos, sino de prepararse ante lúgubres presagios que señalan que 620 millones de personas quedarán desempleadas y que el número de pobres se elevaría de 185 a 220 millones, y en condición de pobreza extrema, de 67 a 90 millones.

La directora de la Comisión de Estudios Económicos para América Latina (Cepal), Alicia Bárcena, ha dicho que de la previsión de crecimiento para el 2020 en la región, estimada en diciembre en 1.3%, sería ahora de -1.8%, como consecuencia del COVID-19, que impactará a la economía mundial tanto por el lado de la oferta como por la demanda.

Bárcena sostiene que la crisis del coronavirus se refleja a través de la caída en la demanda de servicios de turismo, que impactaría más severamente a los países del Caribe. Tanto así que si la prohibición de viajes se prolonga por uno, dos o tres meses, la actividad turística en el Caribe se contraería en 8%, 17% y 25%, en 2020.

Naciones emergentes confrontan dificultades con la caída de precios en sus principales productos de exportación, como consecuencia de la ralentización de las economías de China y Europa, además de confrontar la depreciación de sus monedas o caída de bolsas de valores.

República Dominicana debería movilizar su indiscutible liderazgo diplomático a nivel de Centroamérica y el Caribe para promover la coordinación y cooperación regional en los programas de combate al coronavirus y en acciones tendentes a aliviar sus consecuencias negativas en las economías.

En tan difícil y graves amenazas para la salud colectiva y la estabilidad de la economía, urge que Gobierno, sector empresarial y clase política asuman su responsabilidad histórica y se coloquen a la altura de uno de los momentos más aciagos de la historia republicana, asumiendo en conjunto medidas e iniciativas que se correspondan con la gravedad de la situación.

El Nacional

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