Luce oportuno el mensaje de ayer de los gobiernos de Canadá y República Dominicana en el que anuncian que abordarán la crisis haitiana y las posibilidades de una acción conjunta para su solución.
Aunque lo más importante de todo esto es que los dos Estados reconocen que restablecer la estabilidad en Haití reducirá la carga «desproporcionada» sobre República Dominicana, su único vecino terrestre, incluyendo las tensiones sociales y la presión presupuestaria que se generan en los servicios sociales dominicanos.
Puede que el plan de Canadá no sea del todo malo y que nuestro país debe aportar todo lo que esté a su alcance para contribuir en una solución definitiva a una crisis que parece no tener fin.
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Finalmente, las dos naciones se inclinaron por apoyar una solución, pero que ésta sea liderada por los propios haitianos.