Editorial Opinión

¡Salve, padre de la Patria!

¡Salve, padre de la Patria!

La egregia figura histórica de Juan Pablo Duarte se erige hoy desde el pináculo de la historia para iluminar al pueblo dominicano ante el peligro y asechanza que se ciernen sobre la nacionalidad, independencia y soberanía, valores heredados del fundador de la República.

Al festejarse en esta fecha el 210 aniversario del natalicio del padre de la Patria, los hijos de esta tierra de primacías están compelidos a mantener en el más alto pedestal la bandera tricolor como inequívoca señal de que el legado duartiano jamás perecerá.

Un Duarte envejeciente y derrotado, por decenios presentado ante las nuevas generaciones, ha sido desalojado de los anaqueles de la historia para dar paso al auténtico forjador de la nacionalidad dominicana, quien a los 25 años fundó la Sociedad Secreta la Trinitaria, ente político que motorizó el proyecto independentista.

La proclamación de la Independencia Nacional, el 27 de febrero de 1844, lógicamente, decretó también la separación definitiva del gentilicio dominicano del dominio haitiano, por lo que la nueva nación nació adosada por propia cultura, territorio, tradiciones, idioma y génesis histórica, tal y como lo concibió Duarte.

A 179 años del trabucazo en la Puerta de la Misericordia, todavía se cierne sobre la Patria de Duarte el peligro de que fuerzas externas impulsen el desbordamiento migratorio desde la parte oeste de la frontera para retrotraer la historia al imposible designio de “isla única e indivisible”, aunque tales despropósitos causan profundas laceraciones económicas y sociales.

Metrópolis imperiales no cesan en aguijonear la epidermis de República Dominicana con la infame intención de que descuide la custodia de la nacionalidad y la soberanía, sin entender que los buenos hijos de esta tierra juran cumplir con el mandato duartiano de que Quisqueya sería destruida, “pero sierva de nuevo, jamás”.

La efeméride es propicia para reclamar del Consejo Nacional de Educación que en los textos sobre historia que se enseñan en la escuela primaria y preuniversitaria, se promueva intensamente la vida, pensamiento y obra de Duarte, forjador de la independencia, de la República y, por consiguiente, padre de la Patria.

Una pueblo agradecido, orgulloso de su gentilicio, que proclama a los cuatro vientos su dominicanidad, rinde honor y veneración a Juan Pablo Duarte, al conmemorarse hoy el 210 aniversario de su nacimiento. ¡Viva República Dominicana y gloria eterna al pensamiento duartiano!

El Nacional

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