Editorial Opinión

Sarampión

Sarampión

El último caso de sarampión en República Dominicana se reportó en 2001 y en 2010 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al territorio nacional libre de circulación de ese virus, pero hoy las autoridades de salud exhortan a vacunar a la población infantil contra esa enfermedad para impedir su retorno.

Lo primero que debería advertirse es que los infantes no inmunizados corren el riesgo de contagiarse de sarampión, que a su vez provocaría bronconeumonía, que puede causar la muerte, además de riesgo de ceguera y conjuntivitis, entre otros padecimientos.

La titular de la dirección de Inmunoprevenibles por Vacunas, de Salud Pública, Aida Lucia Vargas, dijo a Diario Libre que por cada caso positivo de sarampión, se esperan 18 nuevo contagios, lo que indica que la población infantil requiere de un férreo blindaje epidemiológico.

Se resalta que padres y tutores han correspondido a los previos llamados a vacunación contra enfermedades previsibles, al punto que en el 2022, se vacunaron contra el sarampión 934,329 niños, de 1 a 5 años, para una cobertura del 98%, aunque el año pasado descendió a 93.7%.

No debería olvidarse que a causa de su dilatada crisis política, económica e institucional, el vecino Haití no se aplica ni se cumplen cabalmente protocolos sanitarios relacionados con el control de enfermedades transmisibles, por lo que la continua inmigración intrafronteriza constituye un elevado riesgo sanitario.

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A territorio dominicano ingresan cada ano casi 10 millones de turistas, además de miles de dominicanos que viajan a naciones con casos comprobados de sarampión, otra causa de riesgo que obliga a proteger a la población infantil mediante vacuna o refuerzo de inmunización.

Las autoridades de están compelidas a promover en barrios populares y comunidades rurales, sus programas de vacunación contra enfermedades transmisibles, con mayor énfasis en la zona fronteriza, a la par con ampliación de controles sanitarios en puertos, aeropuertos y puntos fronterizos.

La forma más idónea de impedir que el sarampión retorne al país con su estela de padecimiento y muerte, debe ser que mañana mismo cada padre, madre o tutor inicie el proceso de vacunación de sus hijos en edades de uno a cinco años. Más que un compromiso o deber, es asunto de vida o muerte.

El Nacional

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