Lo dije en el programa “Nosotros a las 8” que produzco junto con el experimentado comunicador George Rodríguez: “El Partido Revolucionario Moderno se mantendrá en el poder más allá del 2028 al ganar las elecciones de ese año durante un proceso electoral democrático alejado del fantasma del fraude y del robo de las elecciones, como ha ocurrido en el pasado reciente, por el hecho de que el presidente Luis Abinader no le interesa continuar al frente del Estado, primero por convicción propia de un demócrata, segundo por respeto a la Constitución que prohíbe la no continuidad en el poder por más de dos periodos.
En las próximas elecciones, el que ganó, ganó, y el que perdió, perdió, lo garantiza el presidente de la República y la Junta Central Electoral. No habrá espacio para el fraude, ni para el robo de las elecciones, como ocurrió en el 2012, que el PLD, con Danilo Medina como candidato se robó vulgarmente los comicios, que había ganado en buenos términos Hipólito Mejía, para mantenerse en el poder hasta 2020, cosa que intentó nuevamente, pero no lo logró, por razones de todos muy conocidas.
Eso no sucederá en el 2028. Los dirigentes del PRM, bajo la dirección y el liderazgo del presidente Luís Abinader, que ha dicho en diferentes oportunidades, que será fiel cumplidor de los mandatos de la Constitución.
Ahora bien, es lo que dije en “Nosotros a las 8”, el PRM tiene todas las posibilidades de mantenerse en el poder más allá del presente mandato, si los aspirantes a la nominación presidencial, que cada vez son más, logran unirse y aceptar, como buena y valida, la voluntad popular expresa en la convención interna, sin pataleos, ni patadas de ahogados.
“El que ganó, ganó, y el que perdió, perdió”, regla fundamental de los procesos electorales democráticos.
El presidente Abinader, que también será el presidente del partido, tendrá una gran responsabilidad, como jefe del gobierno y líder del partido.
Tiene que ser el árbitro principal, imparcial, no importa que “él” o “ella” le merezca más confianza o simpatía; no solo por su condición de autoridad máxima, sino por los valores éticos y morales que posee. Por lo tanto, no debe convertirse en un factor a favor de ninguno de los candidatos.
Tiene que mantenerse al margen, predicando con el ejemplo, exigiendo fiel cumplimiento de los acuerdos partidarios para garantizar la unidad partidaria.
No todos los aspirantes a la candidatura presidencial por el PRM tienen posibilidades de ganar. ¡Y lo saben! La mayoría ejercen un derecho legitimo con el interés de posicionarse políticamente de cara al futuro y lograr, de paso, una cuota de poder en el gobierno que surja de las urnas.
Uno o una, será el candidato o la candidata, con posibilidades de convertirse en el próximo presidente o presidenta de la República.