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Sermón de los curas y reacción gubernamental

Sermón de los curas  y reacción gubernamental

Kennedy Rodríguez Mate de Oca, José Alberto Vargas Salazar, José Pastor, Ramón de Jesús Báez, Leonardo Aquiles Ozuna, Nelkys Acevedo, David Alexander Soriano, Blas Bonilla Morfe, Durante el sermón de la siente palabras en la Catedral primada de América de Santo Domingo Rep. Dominicana. 19 de abril del 2019. Foto Pedro Sosa

En béisbol existe una palabra anglosajona que describe cuando un bateador entra en una mala racha que se refleja en una sequía de hits. La palabra es “slump”. En ese caso, los managers los sientan a descansar y los ponen a revisar su mecánica de bateo para determinar si algo extraño pudiera estar afectando su rendimiento.

Es lo que al entender de muchos analistas está sucediendo con el gobierno. Titulaba una reconocida politólogasu artículo a raíz de las agresiones del Procurador Jean Alain Rodríguez en contra de la Magistrada Miriam Germán a principios de marzo: “Danilo, tollo en el último inning”, asumiendo que, sea por comisión u omisión, el responsable de estos desmanes ha sido el Poder Ejecutivo, del cual el Procurador es un subalterno.

Cerrado el caso con la selección de los nuevos jueces de la Suprema Corte de Justicia, con un elevado costo político para el Gobierno por el sacrificio innecesario de la bien valorada Magistrada Germán, explota el affaire entre el Presidente del Senado Reinaldo Pared y los tres Jueces del Tribunal Superior Electoral (TSE)que emitieron la sentencia que afectaba la decisión del PRD de ratificar sus autoridades sin celebrar Convención, clamando por un “juicio político” contra los mismos.

Actitud que puso en ascuas a toda la sociedad, luego de los escándalos destapados en relación al caso de la magistrada Germán. Toda vez que se ha entendido como una actitud retaliatoria de parte del Gobierno, aunque las declaraciones fueran emitidas por un representante del Poder Legislativo.

Ya que las mismas estuvieron precedidas de presiones veladas para modificar la sentencia de parte de cuatro ministros del Gobierno, según reportó la prensa. Consideran los entendidos que está posición, injerencista por demás y rechazada por todos los sectores representativos de la Nación, fue tomada porque afectaba el cronograma diseñado para apoyar los aprestos reeleccionistas por parte del PRD, que tiene que cumplir con los plazos fatales establecidos en la nueva Ley de Partidos.

Así las cosas, ante el patrón configurado en estos dos casos –interceptación telefónica irregular, sicariato moral, persecución y vigilancia, etc., que por sus analogías no podían considerarse aislados, las voces eclesiales empiezan a advertir al respecto.

En efecto, monseñor Ozoria, monseñor Bretón y monseñor Masalles alertan sobre los peligros que pudieran cernirse sobre nuestra democracia de continuar este derrotero.

Creando gran revuelo, al inicio de la Semana Santa las declaraciones de monseñor Ozoria en relación a la amenaza de juicio político a los jueces del TSEde que: “Si el país no despierta camina hacia una dictadura”.

Esto provocó la respuesta del administrativo de la Presidencia José Ramón Peralta quien señaló que “la democracia en la República Dominicana se ha ido consolidando y solidificando día a día”. Lo que fue considerado como una positiva respuesta que buscaba minimizar el daño causado por las amenazas del Presidente del Senado. Desligándose al señalar que “esa es una cuestión del PRD y del tribunal, ellos harán lo que consideren, ese es otro partido”.

El Sermón. Con este telón de fondo y las extravagantes declaraciones de una diputada reeleccionista que comparaba al presidente Medina con Jesucristo, se produce el tan esperado Sermón de las Siete Palabras, donde la Iglesia reflexiona sobre las siete palabras expresadas por Cristo en la Cruz en atención a la realidad socio-política, económica y cultural de nuestra nación.

No bien acababan de meditar desde el púlpito de nuestra Catedral Primada de América la Séptima Palabra cuando, de una manera atropellada, llovieron las descalificaciones contra la Iglesia de parte de personeros del gobierno, encabezados por el director de Comunicaciones de la Presidencia, Rodríguez Marchena.

El funcionario Marchena disparó sus cañones señalando que la Iglesia americana supuestamente había venido reduciendo sus fieles, en una clara alusión a la local; otro funcionario propuso el rompimiento del Concordato; un diputado reeleccionista, entre otras lindezas le proponía a la iglesia la formación de un partido; mientras otros acusaban la iglesia de fomentar la pederastia.

En resumen, una histeria colectiva de insultos y acusaciones que hicieron recordar los sainetes contra monseñor Panal en La Vega a raíz de las posiciones de la Iglesia contra la dictadura de Trujillo.
Lo que extraña a los analistas es que, advertido, el Gobierno se dejara desbordar por los acontecimientos con respuestas tan desafortunadas y fuera de tono, las cuales dieron mucho mayor trascendencia, connotación y certeza al sermón pastoral.

Al parecer el Gobierno consideró que, habiendo planteado su posición sobre el peligro de nuestra democracia, ya la iglesia no tenía nada más que agregar. Que llovería sobre mojado.

Sin embargo, la pastoral se fue más lejos y planteó una posición cardinal de rechazo al tema que preocupa e inquieta a la sociedad, la reelección y modificación constitucional.

En efecto, en su Primera Palabra la Iglesia pide perdón para “aquellos que ponen sus intereses personales, de su grupo o partido por encima de nuestro proyecto de nación, olvidando que por encima de la patria solamente está Dios”.

Fustigando aún más a “aquellos que haciendo uso del principio el fin justifica los medios, pretenden con intensiones mezquinas perpetuarse en sus cargos sin importar que para lograrlo haya que pisotear una vez más nuestra Carta Magna”.

El Nacional

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