Opinión Carta de los Lectores

Símbolo del poder

Símbolo del poder

Cartas

El símbolo del poder debe respetarse. Los símbolos tienen un peso social, y son manejados ante las masas como los estandartes de mando. Cambiar la regla de juego puede ser una travesura de asesores, pero no puede pasar desapercibido

Es un error dejar fuera de los actos de toma de posesión, al salón de la Asamblea Nacional. El Teatro Nacional no llena los objetivos mediáticos y de exaltación popular de la principal área del palacio del Congreso.

Todavía hay tiempo de enmendar el desacierto. El presidente Luis Abinader se debe juramentar en la sala de la Asamblea Nacional. Cierto que vendrán decenas de delegados, y se va a establecer una cifra réçord de asistentes a una toma de posesión.

Pero en el congreso hay suficiente espacio para que los visitantes se sienten durante tres horas. Es más, los invitados no especiales podrían alojarse en las salas de reunión de la Cámara de Diputados y el Senado.

Además, el Teatro Nacional ha sido degradado y hoy es una institución para presentar desde la música clásica, el batllet, a cantantes de bachata, a boleristas pasados de época y artistas de gran poder de taquilla, pero de inexistente calidad.

Solo se recuerda a Francis Caamaño, con el pueblo en armas, tomando juramento en una casa de la calle Pina, en Ciudad Nueva. El Palacio del Congreso estaba bajo la dirección de los interventores norteamericanos y de los guardias de San Isidro.

El momento histórico era de hacer frente a las tropas norteamericanas, llenando en el procedimiento los artículos de la Constitución del 1963.Un instante de lucha patria no era para contemplaciones.

En los años de surgimiento de la democracia, con la exterminación del régimen trujillista, no se recuerda un gobierno que se haya juramentado fuera del Congreso Nacional. Los invitados no pueden ser una excusa para crear este punto de inflexión histórico.

Un ejemlo de simbología del poder. Los cardenales que eligen al Papa se recluyen en la capilla Sixtina y no la abandonan hasta que se da el grito de que hay un nuevo Papa. Pasa con la juramentación de los presidentes en Washington, en Madrid y en Francia, y en el mundo.

A pesar de los aires de modernidad y acabar con puntos tradicionales que ya pertenecen al pasado, en esos países se juega con la simbología del poder. La juramentación de Luis Abinader debe ser en el salón de la Asamblea Nacional.
Atentamente;
Por: Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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