Los gobiernos de los países cuya producción está fundamentada en la agricultura están cada día más preocupados por la crisis económica mundial y los negativos efectos del cambio climático, con grave riesgo para la situación alimentaria.
La República Dominicana no es una excepción, y por eso vemos que crecen las voces que reclaman mayor atención al campo. Hay quienes entienden que sobre esto todo está prácticamente dicho, pues son numerosas las reuniones nacionales e internacionales que se han celebrado para tratar el tema.
Pero faltan acciones más concretas para recuperar nuestra agricultura. Hace poco, las autoridades anunciaron un paquete de medidas para aumentar la producción, entre ellas el aporte millonario del Estado, la excepción de impuestos para las maquinarias agrícolas e insumos y una rebaja en las tasas de interés bancario con ese propósito, para favorecer a los agricultores y empresarios agrícolas.
Muchos se ha hablado de la necesidad de un Seguro Agrícola que funciones, pero aunque es muy necesario, se debe tomar en cuenta que los organismos financieros no están dispuestos a asumir los riesgos que dicho seguro conlleva, por la vulnerabilidad de la agricultura en un país que está en la ruta de los ciclones, las sequías, inundaciones y las tormentas.
La garantía de cualquier tipo de producción en ese rubro está en contar con el suministro de suficiente agua en cada ciclo de crecimiento, para lograr una segura y buena cosecha.
En los últimos doce años, es prácticamente poco las áreas que se han incorporado al riego, con las tecnologías que se requieren, entre ellas el riego por aspersión y por goteo. En tal sentido, el área por gravedad e inundación apenas ha alcanzado algo menos que medio millón de tareas.
El aumento del suministro de agua solamente se logra mediante una infraestructura compuesta por presas y canales. Las medidas de ayuda a productores y empresarios no bastan por sí solas, sino que requiere la incorporación de cientos de miles de tareas potencialmente aptas para la agricultura productiva.
La mayoría de las obras hidráulicas que se requieren han sido suficientemente estudiadas, muchas de ellas listas para ser construidas, pero que por falta de recursos o por no concedérseles la prioridad que merecen, permanecen en simples proyectos.
Nos alegramos mucho que se haya llamado a un concurso de licitación internacional para la construcción y financiamiento de la Presa de Monte Grande, que permitiría controlar las aguas del río Yaque del Sur, que producen daños terribles en épocas ciclónicas, aparte de que daría paso a la incorporación de unas 400.000 tareas ociosas en el valle de Neyba y 100.000 en la provincia de Barahona., amén de los acueductos de la frontera, que operan a base de bombeo, se surtirían por gravedad. Se añade a esto una producción de electricidad de aproximadamente 20 megavatios, más que suficientes para ayudar a satisfacer la demanda de esas regiones.
En cuanto a las tecnologías, hay países que pueden ayudar mucho, como por ejemplo Israel, que aplica el riego por goteo en zonas terriblemente áridas, que gracias a ese método se han transformado de eriales a vergeles.
Esperamos que las instituciones que tienen que ver con la agricultura, hagan lo mismo que lo que se ha decidido con Monte Grande, poniendo en ejecución diversos proyectos que permanecen dormidos, pero que pueden ser contundentes frente al problema de la alimentación de los dcanos