Opinión Articulistas

Sobresaltos del Gobierno

Sobresaltos del Gobierno

Manuel Fermín

Cargado de honda desconfianza anda gran parte del pueblo, advertido por unas redes sociales donde se denuncia el descuido en la Administración, que la predispone a sobresaltos continuos; también los fogonazos de una oposición que sabe que al malabarista de circo comienzan a caérsele los platos.

Estremecido constantemente el Gobierno por contratos maleados (compras, concesiones, y hasta publicidad oficial otorgada maliciosamente).

Es decir, son los decaeres que comienzan a manifestarse en forma penosa y desconcertante. La gestión perremeista está permeada por la corrupción y las ineficiencias, y amenazada por la “memoria del caos”, todos aquellos conflictos que en forma ininterrumpida se verificaban cuando gobernaron antes.

Aunque no hemos llegado a aquellas tormentas políticas, sin embargo, no puede descartarse la nunca vencida obstinación de profanar el Estado y la política para permanecer en el poder.

Ese endémico mal comenzamos a apreciarlo cuando los gobiernos muestran agotamiento. Se quebrantan los cimientos constitucionales con el propósito de retrotraer conflictos, presionados por la actitud de resistencia de la oposición, que no desaprovecha para meter baza en el descontento.

Incluso, desde el oficialismo, aunque se hace aparentar que se recurre al sereno y racional veredicto del consenso político, el sectarismo se afianza y lo que ayer señalaba como mal, ahora disfruta de los sacrilegios que denunciaba con una hipocresía imperturbable. Hoy, que hay que proceder con cautela y no como lucen, distraídos, muchos funcionarios actúan ya como resignados a salir del poder, y eso es derrotismo puro y duro.

El proyecto de “cambio” del país se ha desmoronado. Hoy es una crónica de errores y de incumplimiento de promesas.

Pero lo más preocupante es la corrupción y la acumulación de riqueza para competir por la Presidencia o para retenerla, molde este nefasto, y más cuando el deterioro de los servicios es su espada de Damocles, principalmente visible en la educación, la energía, el agua, y la salud que entran ya en el terreno del pesimismo y de las predicciones negativas. O sea, la parálisis.