Santo Domingo.-Hay un principio que asegura que para entender el presente debemos conocer el pasado. Si nos vamos al libro de Génesis, en la Biblia, hallaremos algunos datos que podrían ayudarnos a entender mejor el rompecabezas que ha desatado el conflicto entre Rusia y Ucrania, una crisis que, de una forma u otra, también involucra a Bielorrusia.
La Biblia nos dice que Noé, el personaje del diluvio, tuvo tres hijos, que se llamaron Cam, Sem y Jafet. Éste último emigró con su familia hacia a un vasto territorio muy fértil, donde luego fundaron una aldea a la que denominaron Mesec, que era el nombre de otro descendientes de Noé.
Con el avance de los siglos, Mesec o Meshet derivó en el nombre de Moscú, la capital de Rusia.
El gran territorio, ubicado al norte de Israel, albergó a varias tribus, las cuales luego formaron el país de Rus (Rusia, Ucrania y Bielorrusia).
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En el libro Ezequiel (cap. 38-1-2-15, en la Biblia) se conoce esta tierra como Gog o Magog, pero también con el nombre de Rosh, de donde los investigadores creen que proviene el nombre de Rusia.
Magog significa príncipe de Rosh, la antigua raíz del nombre de Rusia.
Yéndonos más a lo real y dejando atrás las narraciones bíblicas, la historia señala que pueblos cananeos nómadas emigraron desde Israel hacia esa zona hace unos dos mil 700 años, debido a que su región no era tan fértil y por el temor a las invasiones de pueblos cercanos.
Rusia, Ucrania y Bielorrusia formaron parte de la desaparecida Unión de Repúblicas socialistas Soviéticas (URSS), pero el presidente ruso, Vladimir Putin, insiste en que los tres forman parte del mismo territorio, a pesar de ser repúblicas independientes.
Bielorrusia, a pesar de su independencia, se ha mantenido del lado de Moscú. Su presidente, Alekxandr Lukashenko también considera a su país como parte del territorio ruso.