Washington.– El Tribunal Supremo de Estados Unidos se mostró este martes inclinado a revocar la prohibición que rige en el estado de Colorado sobre las llamadas “terapias de conversión”, durante una audiencia centrada en el derecho a la libertad de expresión de quienes practican estas controvertidas intervenciones.
El alto tribunal analizó si la facultad de los estados para regular o prohibir estas prácticas entra en conflicto con la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, que protege la libertad de expresión.
Las denominadas terapias de conversión buscan modificar la orientación sexual o la identidad de género de una persona bajo fundamentos religiosos o conservadores, intentando convertir en heterosexuales o cisgénero a quienes no lo son.
Quizas te interese leer: Trump dice que hará “todo lo posible” para que Israel y Hamás cumplan el plan de paz
El caso se originó tras una demanda de la terapeuta cristiana Kaley Chiles, quien sostiene que la ley estatal vulnera su libertad de expresión al impedirle hablar abiertamente con sus pacientes sobre estos temas. Su reclamo cuenta con el respaldo del Gobierno del expresidente Donald Trump.

Durante la audiencia, los magistrados —de mayoría conservadora— manifestaron escepticismo hacia la ley de Colorado y cuestionaron si un estado puede “tomar partido” en temas de esta naturaleza. Algunos jueces sugirieron que podría existir una violación al derecho constitucional de expresión.
Por su parte, el fiscal general de Colorado, Shannon Stevenson, defendió la constitucionalidad de la norma, recordando que no existe evidencia científica que avale la eficacia de las terapias de conversión.
“La gente lleva cien años intentando aplicar estas terapias sin ningún éxito registrado. No hay ningún estudio que haya demostrado su efectividad”, afirmó Stevenson.
Supremo de EEUU
Las organizaciones médicas y de derechos humanos rechazan estas prácticas, señalando que pueden implicar abusos psicológicos o físicos comparables a la tortura. Estudios internacionales han demostrado que quienes se someten a estos procedimientos presentan mayor riesgo de sufrir trastornos mentales a largo plazo.
Según datos de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales (ILGA), 17 países han prohibido oficialmente estas terapias, mientras que otros mantienen restricciones parciales.
En Estados Unidos, más de 20 estados cuentan con leyes que limitan o vetan estas prácticas, pero la decisión final del Supremo podría tener efectos a nivel nacional, marcando un precedente legal para los casos futuros.