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Tapones y camiones

Tapones y camiones

Hugo Ysalguez

Sorpresivamente, las calles y avenidas de la capital se congestionaron en el tránsito vehicular por la presencia de decenas de camiones y patanas, obstruyendo las vías públicas y agravando los frecuentes y largos tapones, que molestan, desesperan y atosigan a los ciudadanos dominicanos en sus actividades cotidianas.

Existe una disposición del Intrand (siglas con que se conoce del organismo que tiene que ver con el transporte urbano) que prohíbe la circulación de los camiones en las principales avenidas y que sanciona a los violadores de la misma, levantando actas de infracciones que deben ser conocidas por los jueces de los tribunales de tránsito.

Muchos ciudadanos tienen la equivocada creencia que los agentes de la Digesett imponen multas, pero la realidad es que no tienen facultad para castigar una violación a la ley de tránsito, pues son los magistrados del orden judicial los únicos que tienen atribuciones para imponer sanciones, si comprueban la culpabilidad de un conductor.

Hay suficientes pruebas de que los agentes de la Digesett no tienen capacidad para desempeñar sus funciones que les asigna la ley, dado que su principal y fundamental misión es ser reguladores del tránsito, y es lo menos que pueden hacer, ya que su labor la centralizan en etiquetar violaciones a la ley que la tienen embotellada, a fines de que los supuestos infractores, sean castigados con los montos tipificados en la normativa, olvidándose de la tarea de viabilizar el tránsito para evitar los tapones que limitan las responsabilidades de muchas personas en el cumplimiento de obligaciones de trabajo en diversas vertientes.

Cualquier conductor puede observar dos y tres agentes en posición de acecho para elaborar un ticket conteniendo una transgresión, descuidando su trabajo de evitar los taponamientos, dejando a los choferes de las guaguas voladoras, a los camioneros y a los motoristas que conduzcan de manera temeraria e imprudente por calles y avenidas.

¿Será que los Amets le tienen miedo a quienes conducen las voladoras y los camiones, cuyos bocinazos es un aviso amenazante para pacíficos y educados conductores? Y los ciudadanos correctos viven desamparados, toda vez que la autoridad del tránsito protege a los infractores impenitentes, y persiguen a los que cumplen con el mandato de las disposiciones legales.