Se desconoce el origen exacto de la teoría del yin yang. Sin embargo, se sabe que ha influido en casi todos los aspectos culturales a lo largo de la historia.
Es así que la religión, la filosofía, la medicina y hasta la caligrafía chinas han sido influenciados por esta noción.
La dicotomía yin y yang es una noción fundamental en el pensamiento filosófico chino, es un principio de clasificación y ordenación del universo. Por lo tanto, es un elemento clave para comprender el lenguaje, la cultura y el pensamiento de ese país.
El concepto de yin yang suele ser representado gráficamente por el dibujo de la supremacía máxima. En este diagrama, que modernamente lo han convertido en anillos, la parte negra representa el yin y la parte blanca, el yang y ambos están separados por una línea sinuosa, que representa el equilibrio dinámico entre los dos polos opuestos y su continua transformación entre sí.
Sin embargo, según Joseph Needham, compilador de la monumental obra Ciencia y Civilización China, existe poca información sobre el origen de la teoría de yin-yang, ya que ni siquiera se menciona en los fragmentos encontrados del Tsou Yen, un texto asociado a la escuela del yin-yang a la que tradicionalmente se le ha atribuido esta teoría.
Pero para otro investigar, Marcel Granet, uno de los sinólogos franceses más importantes en el estudio de la cultura china, considera que el origen de los atributos relacionados con el yin-yang hay que buscarlos en la realidad social que se vivía en la antigua china.
Tras analizar los primeros textos chinos en los que aparecen por primera vez estos conceptos, este investigador observó que los términos yin y yang en ningún momento eran presentados como substancias, fuerzas o principios, sino más bien como emblemas culturales con una gran fuerza expresiva, capaces de evocar multitud de contrastes.
Pero el contexto de referencia más importante lo identificó en las ceremonias de cortejo que se desarrollaban entre los jóvenes chinos en la primavera de cada año a través canto y danza, que consistía en que los varones ocupaban el lado soleado del valle y las mujeres el lado sombrío.

