ESTO PIENSO, ESTO CREO Opinión

Tienden hacer lo mismo, porque el que llega, es igual al que salió

Tienden hacer lo mismo, porque el que llega, es igual al que salió

Rafael R. Ramírez Ferreira

Porque: “Un tonto no dice cosas inteligentes; pero un inteligente, tiende a decir muchas tonterías”

Se ha establecido, que el sedentarismo es fatal para la buena salud del cuerpo humano, y, por igual, sucede con los organismos creados por el hombre para su buen desenvolvimiento o convivencia con los demás, dentro de una sociedad. Este estado conlleva a establecer costumbres, que en muchos casos conduce a esos organismos a desempeñarse cual, si fuesen una noria, girando sobre los mismos hechos o errores que los anquilosa y los hace inoperantes al paso del tiempo.

Este no es un caso aislado, sino, que en los últimos tiempos se ha convertido en una mala costumbre de siempre hacer lo mismo, aun y cambien los tiempos y las circunstancias, en espera de obtener los mismos resultados que se obtuvieron en el ayer.

Existe una renuencia a permitir que una de las principales acciones de la naturaleza se materialice, es decir, el cambio continuo de las cosas, a fin de mantenerse vivas, de que se puedan adaptar a los continuos y diferentes cambios que el devenir de la vida nos presenta día a día.

Al principio de las adopciones de estas actitudes desganadas que hoy vemos y, absorbidas por la rutina y el diario quehacer, parecía, y, con el paso del tiempo así ha resultado, que muchos organismos se dirigían a una inoperancia cuasi total, carcomidas por el germen de la apatía y arropadas por una atroz burocracia, que cada día, las convierte en entidades con más hoyos institucionales que un queso Gruyere.

Y, si a todo esto le agregamos la corrupción, con la característica de que la misma ha adoptado el comportamiento de un cáncer, parecería, que ya, cualquier acción llevada a cabo para extirparlo, se convertiría en una acción fútil.

Es lo que acontece, lamentablemente -para iniciar-, con la Policía Nacional, institución esta que ha sido absorbida por los intereses particulares y donde, de increíble manera, los políticos la han a parcelado adueñándose de la misma como si fuese un partido político, con sus facciones y grupúsculos, cada uno, halando para su lado, donde, siquiera, el “uniforme” ya tiene significado.

Podemos asegurar, que desde este punto de referencia -aun por encima de los partidos políticos- es que se ha esparcido el veneno de la falta de respeto por las leyes, ya que, siquiera ellos ya se respetan.

La falta de entrenamiento policial; la corrupción; el manejo absurdo del uso del personal; la falta de planificación para llevar a cabo su misión de imponer el orden y el respeto a las leyes; la absurda diseminación de la fuerza por medio a la creación y mantenimiento de Puestos y Destacamentos, solo para complacer intereses particulares o una desubicada y absurda práctica del control de la población y sus recursos; la carencia y practica de los debidos procedimientos para mantener control sobre el comportamiento, -tanto dentro de los cuarteles como fuera de ellos- de los elementos que componen ese cuerpo policial, llámese asuntos internos o como les venga en ganas nombrar; la despreocupación por la supervisión y mantenimiento de los recursos puestos a su disposición, incluyendo el recurso vehicular, donde solo ven aquellas partes que convienen a sus propias preconcepciones, como sería la propaganda personal, constituyen -al parecer-, solo parte de la interminable lista de ineficiencias, absurdidades y tozudez que hoy ahogan esta “cosa”.

Sobre el cómo ha sobrevivido esta institución entre la política y la combinación de la inacción e ineficacia con la corrupción, quizás la respuesta la encontremos cuando definamos el termino equilibrio, es decir, que ha mantenido su estado o existencia, porque estas dos fuerzas encontradas, y, que obran en su interior, se compensan, destruyéndose mutuamente.

Una existencia que cree ser, cuando en realidad, no lo es. Y, sobre la razón del porqué no cambia, está en esa primera ley de Newton, la cual expone, que un cuerpo no puede cambiar su estado de reposo o movimiento, si sobre ella no actúa una fuerza externa.

Más claro no puede ser, se relevan unos a otros dependiendo de los movimientos políticos que hayan ejecutado, pero, no porque exista la esperanza de que pueda producir el cambio institucional que la ciudadanía espera y necesita. Así nomás. ¡Sí señor!

Por: Rafael R. Ramírez Ferreira
rafaelelpiloto1@hotmail.com

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