Opinión Editorial

Tres tristes historias

Tres tristes historias

La sociedad no se repone de tres tragedias acaecidas en menos de una semana: la de una madre que decapitó a su hija, otra que se suicidó al lanzarse de un cuarto piso con su vástago y la de una progenitora que arrancó con un cuchillo parte de cuero cabelludo de su hija.

Ana Josefa García Cuello, imputada por decapitar a su hija de nueve años, en presencia de un hermanito, de cinco, en un apartamento en el sector Hainamosa, en Santo Domingo Este, atribuyó el horrendo crimen a “algún demonio”, al quejarse porque la guagua que la transportó al tribunal carecía de acondicionador de aire.

Génesis Lugo, de 25 años, se lanzó desde un cuarto piso con su niña de dos años en brazos, en un residencial de Santo Domingo Norte. La mujer murió en el acto y la niña expiró en el hospital Hugo Mendoza. El esposo de la suicida dijo que su mujer padecía de un cuadro depresivo después de sufrir un atraco.

Penélope Pérez (Frankia), la emprendió a golpe contra su hija, en la comunidad La Ermita, Moca, y con un cuchillo le arrancó parte de cuero cabelludo, porque la menor no pudo cumplir con una encomienda al colmado. La madre agresora emprendió la huida y la niña pudo sobrevivir a la agresión.

Tres tristes historias de horror que involucran a niñas como víctimas directas de dramas relacionados con posible deterioro de la salud mental de sus victimarias, lo que debería motivar a las autoridades a aplicar programas preventivos o de abordaje a degradaciones psiquiátricas que afectarían a amplios núcleos poblacionales.

El abogado de García Cuello, la médico militar que degolló a su hija, alegó que la imputada sufre problemas mentales, pero admite que ese diagnóstico solo podría determinarse mediante un examen que dispondrían las autoridades. No será posible precisar las causas que motivaron a Génesis Lugo a suicidarse junto a su hija, porque ambas fallecieron.

La muerte de dos niñas, una decapitada por su madre, otra en brazos de su progenitora suicida, y la tercera sobreviviente de la terrible agresión perpetrada por propia madre, deberán encender todas las alarmas requeridas para salvaguardar la integridad de niños, niñas y adolescentes.

A las tan frecuentes cadenas de feminicidios se unen ahora sucesivos episodios de violencia contra los menores, que incluyen episodios de horror como los acaecidos en las provincias Santo Domingo y Espaillat, atribuidos a progresiva cultura de violencia, disfuncionalidad familiar y a una evidente y extendida crisis de salud mental.

El Nacional

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