Opinión convergencia

Trujillo y el mulataje

Trujillo y el mulataje

Efraim Castillo

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En el capítulo dieciséis de “El personero”, el Gordo y el Flaco, dos bibliotecarios que evalúan la biblioteca Monegal, descubren en un legajo de papeles la teoría que procura convertir República Dominicana en un país completamente mulato, a fin de marcar -junto a la lengua y la religión- otra característica diferencial con el vecino Haití).

—Flaco, ¿crees que Monegal tuvo que ver con la inter-migración trujillista? —El gordo hace la pregunta refiriéndose a la teoría del mulataje nacional esgrimida por Monegal, la cual creó para justificar el mestizaje del propio Trujillo—. Fíjate que comenzó por San Cristóbal, la cuna del Jefe.
—Podría ser, gorducho, pero tal vez sea una sospecha de nosotros. ¿Sabes lo que nos está pasando? ¡Nos estamos indigestando de libros y papeles! ¿Por qué no nos limitamos a contar los malditos libros, cobrar los molongos y largarnos de esta casa?.

—Flaco, es que esto nos tiene fascinados. A medida que escarbamos en esta enorme biblioteca nos tropezamos con el descubrimiento de muchos misterios.

Estos papeles sobre la inter-migración constituyen un hecho. Monegal estaba claro respecto al mulataje y sostenía su planteamiento a Trujillo apoyándose en un doble signo: el sonoro y el cromático. Fíjate, que en esta comunicación de 60 páginas al Jefe, marcada con un número, el uno, Monegal le plantea la necesidad de construir un país decididamente diferenciado de Haití, no sólo por el idioma, sino también por la raza. Escucha cómo comienza la comunicación:

« El nuestro, amado Jefe, no sólo deberá ser un país decididamente superior a Haití en los aspectos industrial y agrícola, sino en todo el ordenamiento económico y racial. Y para esto necesitaremos reciclar los abundantes residuos de los mercados de esclavos que los colonizadores dejaron en nuestra geografía: Villa Mella y Los Montones, donde -aún- los dialectos africanos se enredan entre la lengua castellana; Hatillo, en su nativa San Cristóbal, y los Herrera, por los lados de San Juan de la Maguana, donde la santería abate la Sagrada Cruz del Cristianismo. Ese reciclaje se deberá cimentar a través de un movimiento inter-migratorio que lleve la sangre española pura de las Lomas de Gurabo, Jarabacoa y Moca, hacia esos infames vestigios del África. Considero que esta inter-migración debería comenzar por su provincia, amado Líder, como una muestra de que Usted siempre está dispuesto al sacrificio primario.

» Actualmente llevo a cabo una encuesta sobre este proyecto entre familias pobres de las Lomas de Gurabo, con el fin de determinar el grado de aceptación de los traslados hacia la Ciudad Benemérita y en un alto porcentaje están dispuestas a aceptarlo.

Sin embargo, apreciadísimo Jefe, antes de iniciar estos movimientos humanos deberemos levantar en las márgenes de San Cristóbal una urbanización con casitas al estilo de las que Usted aprobó para el ensanchamiento de Ciudad Trujillo hacia la orilla oriental del Ozama, consistentes de sala-comedor, cocina, galería y tres modestos aposentos, incluyendo un pequeño jardín y un patio holgado para reuniones dominicales.