El filósofo francés Jacques Derrida esparció por todo el mundo su concepto de deconstrucción, atendiendo al hecho de que las sociedades humanas buscan incesantemente, cambios estructurales de perfección.

Hoy en día, todas las disciplinas del saber, incluyendo el deporte, sobre todo, en su aspecto psíquico, aplican la deconstrucción para obtener cambios cualitativos y duraderos.

Cuando José Manuel Ramos, Radhamés Tavárez, Irina Pérez, Francis Soto, Jorge Blas y Juan Núñez presentaron formal renuncia al Comité Olímpico Dominicano, no lo hicieron bajo los preceptos ‘’derridianos’’ de elevar valores éticos o presentar fórmulas serias de búsqueda a los múltiples problemas que tiene el olimpismo, cuyo mal de fondo, es que todos los federados, se creen dueños de sus federaciones, por el tiempo que permanecen en ellas, incluyendo a los flamantes renunciantes.

Sostengo que el grupo de renunciantes que encabeza el ingeniero José Manuel Ramos, no presenta argumentos válidos que justifiquen sus renuncias en momentos en que la República Dominicana tiene el compromiso de los Juegos Olímpicos, Bolivarianos y Centroamericanos de 2026. Insisto: sus renuncias son banales, tal y como significó Hannah Arendt en su famosa expresión ‘’ La banalidad del mal’’, criticando a quienes no se preocupan por las consecuencias de sus actos.

Son renuncias insulsas, nimias, insustanciales, e insostenibles para justificar. Y me pregunto: ¿Cómo es posible que el grupo de José Manuel Ramos pueda lograr mayoría para destruir el COD con sus renuncias y no pueda hacer mayoría para edificar principios y valores desde adentro? Algún sabio que me explique eso.

Esas renuncias colectivas que golpean el Movimiento Deportivo Nacional, y que crean un mal precedente, sólo se justificaría si los salientes, demostraran que Luis Chanlatte habría cometido algún acto de corrupción, pero sucede que no es así, pues el mismo José Manuel Ramos, dijo textualmente al presentar su renuncia ‘’No estamos diciendo que las cosas se estén haciendo mal, entendemos que no estamos correctamente informados y somos también responsables de lo que hagan los miembros de la CTA, Comisión Técnica Administrativa’’. ¿Y entonces?

No tomen por tonto al país, esas renuncias obedecen a la inmediatez, y a un plan orquestado con el grupo de Colin Acosta que busca llevar a Ramos a la presidencia del COD, mediante asamblea eleccionaria.

Ante mi postura, algunos recuerdan mi intensa colaboración y apoyo incondicional a José Manuel en procesos pasados. Les digo que todavía sostengo que Ramos merecía y merece ser presidente del COD, pero mi criterio es firme: en esta ocasión, el amigo Ramos se ha negado así mismo al pretender pasar por encima del cadáver del COD para poder llegar. ¿O no es así?