Las frecuentes y prolongadas huelgas de profesores que se convocaban en las escuelas y liceos se ciernen hoy como profundas lagunas académicas que más de una generación de los entonces estudiantes no ha podido vadear para poder alcanzar objetivos profesionales o laborales.
Esos paros magisteriales, que en ocasiones se prolongaron por semanas y meses causaron irrecuperable atraso del calendario docente, incremento de la deserción escolar y baja calidad de la enseñanza, sin que tampoco los maestros alcanzaran las reivindicaciones que reclamaban.
Puede decirse que las huelgas de maestros han sido como trazos de ignorancia pintados con tinta indeleble sobre el futuro de miles de niños, que hoy como adultos compiten con pronunciada desventaja frente a quienes cursaron estudios básicos en planteles privados.
Es por eso que hoy se advierte a la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) sobre la tragedia que significaría la vuelta a las huelgas de maestros como método de lucha, o lo que sería lo mismo: negarles a los estudiantes el pan de la enseñanza.
No se niega derecho a los docentes a reclamar mejores condiciones laborales, pero es menester advertirles que el compromiso mayor debe ser el de completar cabalmente el programa escolar, sin perder ni un minuto de docencia, por lo que las asambleas, reuniones y marchas deben realizarse los días sábado o domingo.
A la par con demandas salariales, la ADP está compelida a discutir con las autoridades todo lo relacionado con el programa de capacitación docente, así como la adecuación del currículo de educación básica al nuevo modelo de tanda extendida.
Las huelgas, paros y asambleas en horas de clases deben ser borradas definitivamente como acciones reivindicativas por el gremio magisterial, que debería privilegiar siempre el diálogo con las autoridades educativas, asociaciones de padres y con la sociedad toda.
Sería un crimen de marca mayor que la ADP reedite la paralización docente como forma de presión, porque la escuela volvería a sufrir deserción escolar, bajo rendimiento estudiantil y próximas generaciones serían también esclavas de la ignorancia y la mediocridad. Por eso se espera que el diálogo que inician el lunes los maestros con el Ministerio de Educación ponga fin a la amenaza de huelga.